Un millar de testigos de Jehová de La Rioja y Álava debatieron el fin de semana pasado su papel en una sociedad «cuyos valores difieren de los nuestros».
E. ALCALDE LOGROÑO
El tópico los describe como personas de exquisita educación, pulcra vestimenta y Biblia en mano, que visitan los domicilios para predicar el mensaje bíblico. De ahí, el nombre de Testigos de Jehová, «un testigo es quien da testimonio». En La Rioja ya hay unos 700, repartidos en cinco congregaciones en Logroño y otras cuatro en Nájera, Haro, Calahorra y Arnedo. Celebran ayer y hoy, con sus compañeros de Álava, su congreso provincial anual en Riojaforum.
'Sigamos venciendo el mal con el bien' es el tema central del congreso, que reúne este fin de semana a unas 1.000 personas. La idea de dicho lema es que «ante un mundo que defiende valores que no son los nuestros, la idea es ver cómo debemos seguir en nuestros planteamientos, con la familia, el empleo, etc.», explica el portavoz Juan Carlos Martínez. La reunión sigue la misma tónica que la del pasado julio en Las Gaunas, articulada sobre todo en torno a conferencias y entrevistas. «También sirven para reafirmarte en tu fe y marcar pautas a seguir también en la predicación a la gente».
Predicación
Este último apartado, difundir el mensaje, es el «más importante» de lo que significa ser Testigo de Jehová. Según apunta Martínez, «todos predicamos, aunque cada uno dedica el tiempo que puede en función de sus posibilidades».
La media, aunque «difícil de precisar», podría situarse en unas once horas al mes de labor casa por casa; aunque hay 'precursores regulares' que invierten unas 70 horas al mes todo el año y 'auxiliares', que invierten 50 horas en un mes, de forma esporádica.
Este apartado se organiza en las reuniones de las congregaciones locales (en Logroño son tres a la semana). Una vez puestos en marcha, un día de labor puede dar de sí para charlar con unas seis personas. El diagnóstico que los Testigos dan está definido: «La gente no está vacía de sentimientos religiosos, pero éstos no influyen en su vida; la religión se ha quedado como una música de fondo», apunta el portavoz. También es habitual la respuesta 'no tengo tiempo'. «Hoy todo va muy deprisa».
Pese a que los Testigos han sido reconocidos como 'religión de notorio arraigo', «el prejuicio sigue existiendo, aunque ello no repercute en un trato descortés o maleducado de la gente a nosotros», precisa Martínez.
Fuente: El Correo, 16/11/08.
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