Expertos y Asociaciones de afectados por estos grupos alertan de la presencia estable de estas entidades pseudorreligiosas en esta provincia española.
MIGUEL D. GARCÍA
MIGUEL D. GARCÍA
Gnósticos, espiritas, humanistas, esotéricos, grupos cristianos e incluso anticristianos, buscadores de revelaciones... La nómina de creencias minoritarias establecidas en la provincia de Cádiz, es inabarcable. Sobre ellos suele pesar la sombra de la palabra sectas. Y es que en muchas ocasiones la línea que los separa de ser considerados como «secta destructiva» y no meras asociaciones religiosas es tan delgada que parece invisible.
¿Qué diferencia una «secta destructiva» de una asociación religiosa? Las primeras se caracterizan por la anulación de la personalidad de sus acólitos, eliminan sus relaciones sociales y acaban con su capacidad de decisión, sumisa a los dictados de líderes más o menos iluminados, que utilizan discursos pseudoreligiosos o trascendentales trufados de promesas y reproches.
Asociaciones de víctimas de sectas, como la organización RedUne, alerta de que grupos de este tipo se asientan en la provincia de Cádiz «ocultos en muchos casos tras la apariencias de ONG o de centros de meditación», pero sobre todo bajo la tipología de asociaciones de «desarrollo personal» o «potencial humano», que «buscan ejercer un poder sobre las personas».
Juantxo Domínguez, presidente de esta asociación, dedicada a la «prevención de manipulación sectaria», advierte que desde Cádiz «nos llegan noticias de afectados» por esta clase de grupos. De todos modos, reconocen que la provincia gaditana no destaca por ser de las que mayor número de «nuevos movimientos religiosos» (como son calificadas por los expertos) acoge en Andalucía, frente a otras como Sevilla, Málaga o, de una forma especial, Córdoba, donde recientemente diversos expertos en la materia advertían del aumento de estos grupos, durante unas jornadas organizadas por el Obispado cordobés dedicadas a las sectas.
Muchos de los grupos tachados y en ocasiones denunciados como grupos sectarios están, de hecho, inscritos y aceptados en el Registro de Entidades Religiosas. Como es el caso de la Cienciología, una de las más conocidas y a la vez de las más polémicas que se han asentado en España en los últimos años, que no tiene aún presencia física en la provincia, aunque sí cuenta con seguidores vinculados a otras sedes cercanas en provincias vecinas como Sevilla.
Ocultas en lo social
Otros grupos religiosos como Creciendo en Gracia, también empiezan a tener presencia en Andalucía, con acólitos en la comunidad andaluza y en la provincia de Cádiz, aunque aún sin las infraestructuras suficientes. Esta organización de origen latinoamericano sigue las doctrinas de un líder que se hace llamar el Anticristo y están abiertamente en contra de la estructura de la Iglesia católica, aunque se declaran cristianos.
No todos los movimientos que las asociaciones de prevención de sectas consideran de riesgo se declaran, sin embargo, como religiosos y, por tanto, no se adscriben en el registro de religiones, sino como organizaciones de fines sociales, ONG o asociaciones culturales, explican desde la asociación RedUne, que consideran esta práctica una tapadera de sectas: «Existen grupos que ocultan ideologías religiosas incluso tras clases de yoga o meditación», explican. El tipo de asociación determina además las maneras de llegar a nuevos miembros, que son tan diversas como tipos de grupos existen.
Generalmente, las sectas de «tipo destructivo» aprovechan la debilidad de «personas especialmente sensibles psicológicamente» para ejercer el proselitismo, recuerda el psiquiatra y profesor de la UCA, Leonardo Casais, que considera que «la pérdida de valores religiosos lleva a muchas personas a buscar teorías trascendentales nuevas», explica Casais.
Economía y religión
A veces lo trascendental es fruto de algo tan material como la economía. Así lo explica María del Mar Ramos, socióloga de la Universidad de Granada y autora de una tesis doctoral sobre captación por parte de sectas, que teme que «la actual situación de la economía puede convertirse en un caldo de cultivo para el aumento de nuevos movimientos religiosos» de carácter sectario, ya que en tiempos de crisis «no sólo pueden aparecer nuevos movimientos religiosos, sino, además, que los que ya existen podrían captar a más personas», aprovechando situaciones de debilidad emocional causados por la falta de empleo o dificultad económica.
Precisamente, el aumento del paro, de la exclusión social y la pobreza amenazan con ir acompañadas de un incremento de los casos de «estrés» y de «desórdenes mentales» entre los ciudadanos. Y éstos pueden convertirse en puntos débiles, fáciles de aprovechar por las sectas en busca de nuevos miembros, advierte Ramos
Sin embargo, no siempre se dirigen a personas con problemas psicológicos, matiza Ramos: «También se dirigen a personas vanidosas; unas veces se dirigen a pobres y otras a ricos porque todos tenemos un punto débil que nos hace ifluenciables», señala.
¿Se está produciendo ya un aumento de sectas? ¿Se ha incrementado el número de sectas?
Estas dos preguntas son difíciles de responder, según los expertos en nuevos movimientos religiosos, ya que cuantificar el número de sectas -como grupos de carácter destructivo-, no sólo en Cádiz, sino a nivel estatal, es prácticamente imposible, apunta Ramos. Al igual que sería «imposible» intentar contar el número de acólitos de éstas: «En encuestas sobre religión, la mayoría se declara como cristianos», aunque sigan vertientes ajenas a la Iglesia católica, concluye.
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