18 de noviembre de 1978 – 18 de noviembre de 2008. El psicólogo experto en sectas Álvaro Farías, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), reflexiona sobre la masacre de Guyana, que se cobró más de 900 muertos, y sobre la actualidad del sectarismo en Uruguay.
Todavía hoy están grabadas en la retina de muchos las imágenes que llegaban desde Jonestown – Guyana, el 18 de noviembre de 1978. Las fotos de las 918 víctimas (incluyendo niños) de la “masacre de Guyana” dejan sin palabras aún hoy a 30 años de aquél acontecimiento. Los cadáveres yacían esparcidos por el predio de la Secta, la mayoría boca abajo y abrazados, la noche anterior habían bebido la letal mezcla de cianuro y refresco, que su líder Jim Jones, llamó “kool-aid”. El mundo entero quedó pasmado e incrédulo ante ese acontecimiento que de algún modo inauguraba el fenómeno de los “Suicidios colectivos Rituales”. El 19 abril de 1993, David Koresh se autoinmoló junto con más de 80 seguidores en el Rancho Monte Carmelo. En octubre de 1994 miembros de la sociedad esotérica conocida como Orden del Templo Solar, se quitan la vida en Suiza y Canadá. En marzo de 1997 se quitaban la vida los 39 integrantes de la secta Heaven’s Gate junto con su líder Marshall Applewhite. El caso más reciente en el tiempo sucedió en Uganda, allí en la capital Kanungu el Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos (una secta de origen católico, liderada por un ex sacerdote con antecedentes psiquiátricos graves), llevó adelante un acto suicida, el resultado: más de mil personas murieron en un episodio de suicidio – homicidio. Se había fijado el día de la purificación, los disidentes habían sido asesinados y sepultados en fosas comunes, los 550 “fieles”, se suicidaron rociándose combustible y prendiéndose fuego a sí mismos. Hace pocos meses un grupo radical en la región de Penza en Rusia estuvo encerrado dentro de una cueva durante meses a la espera del fin del mundo, el resultado: dos personas fallecidas.
El acontecimiento de Guyana fue un hecho que sin duda nos ha marcado a todos, para muchos fue el acontecimiento que movió al estudio y a la investigación del fenómeno de las sectas desde hace ya 17 años.
No consideramos hoy que sea esta la oportunidad para realizar una crónica o un análisis de lo sucedido en Guyana hace exactamente 30 años. Más bien entendemos que el mejor homenaje para las víctimas y para los sobrevivientes es plantearnos algunas preguntas y sus posibles respuestas a modo de reflexión.
¿Qué hemos aprendido desde Guyana hasta hoy en materia del estudio y la investigación sobre el fenómenos sectario? ¿Qué podemos hacer para prevenir que acontecimientos como este no se vuelvan a repetir como recientemente pasara en Rusia? ¿Qué papel le toca al Estado, a la sociedad, a los medios de comunicación la las Universidades, a los profesionales especializados en la materia y a las Religiones Históricas? ¿Cuál es la realidad en el Uruguay?
Desde Guyana hasta hoy se ha avanzado mucho en el estudio y en la investigación de fenómeno sectario. En las Universidades más importantes del mundo existen Cátedras dedicadas a la investigación y el estudio del fenómeno sectario. La Dra. Carmen Almendros (Doctora en Psicología e integrante de la Cátedra de Psiquiatría Forense de la Universidad Autónoma de Madrid) abría el Congreso “Manipulación Psicológica, Grupos sectarios y otros movimientos alternativos” llevado a cabo en Madrid en 2005 y organizado por The International Cultic Studies Association (ICSA), con las siguientes palabras: “La actuación de determinados grupos dogmáticos y exclusivistas está generando una considerable inquietud social en la actualidad. En estos grupos en donde el fin justifica los medios, actuaciones sociales legalmente ilícitas son elevadas a la categoría de “imperativos morales”, justificando con ello actos que pueden ir desde la simple captación engañosa hasta, en sus manifestaciones más extremas, la inmolación de la propia vida o incluso el asesinato masivo”
Grupos sectarios, grupos pseudo terapéuticos abundan en nuestro país, recientemente se ha publicado en nuestro medio una “Guía de la diversidad religiosa de Montevideo” en donde se sostiene que el 80% de los Montevideanos cree en Dios y algunos de los grupos sectarios con denuncias a nivel internacional aparecen dentro de esa Guía. No vamos a ingresar en el terreno de cuestionar el sistema de creencias sostenido por estos grupos, eso queda dentro de la libertad de pensamiento, pero si nos permitimos ingresar en el terreno de cuestionar el accionar de determinados grupos que por utilizar técnicas de manipulación psicológica para el reclutamiento y la captación de sus seguidores, generan a través de un proceso fundamentalmente inconciente un estado de dependencia inducida que atenta contra los derechos fundamentales de las personas. Si bien es notorio desde las últimas décadas del siglo XX un florecer de numerosos grupos de tipo ideológico, religioso, político, culturales, etc. y si bien en la mayoría de los casos estos grupos aportan y fomentan al pluralismo religioso e ideológico dentro de nuestro marco constitucional, también cabe afirmar que otros, sin embargo, actuando detrás de una “tapadera constitucional”, esencialmente el artículo 5º de nuestra Constitución, infringen sistemáticamente libertades individuales y derechos inalienables que son inherentes al ser humano por el mero hecho de serlo. Consideramos que el derecho a la vida y a la libertad individual está por encima de todo y que ninguna barrera debería presentársele. Notamos de parte del Estado cierta negligencia amparada en una supuesta “libertad de cultos” que conduce a un indefectible sentimiento de desamparo asistencial y social ante el accionar de este tipo de grupos sean religiosos o sean supuestamente terapéuticos.
En Europa se ha tenido un accionar mucho más específico en torno a este tema, nada más en España hace algunos años se creía que habían unas 500.000 personas afectadas por grupos de manipulación, esta cifra no incluía las personas afectas por pseudo terapias New Age, la falta de datos fidedignos dentro de los Estados miembros de la Unión hace imposible una cuantificación precisa, tomándose las cifras de las que disponemos como meros indicios del alcance del fenómeno. Todo esto fue lo suficientemente importante como para que el Parlamento Europeo se haya expresado en varias oportunidades sobre la materia realizando diversas recomendaciones a los Estados miembros de la Unión: se recomienda una “acción conjunta de loe Estados miembros de la Comunidad Europea en relación a los diversos delitos de nuevas organizaciones que funcionan al amparo de la libertad religiosa” (Resolución del 29 de febrero de 1996 sobre sectas en Europa y Proyecto de Informe sobre sectas en la Unión Europea, presentado en el Parlamento Europeo el 11 de diciembre de 1997). A esta recomendación a seguido el accionar la actuación en concomitancia de los Parlamentos de varios de los Estados miembros de la Unión Europea.
Si bien hechos como los de Guyana son extremos en los que el discurso sectario lleva al acto su predicamento violento, no podemos quedar en silencio mientras tantas personas en el mundo en y en nuestro país son utilizadas como medio para el enriquecimiento de organizaciones que se han transformado en verdaderas transnacionales de la fe. En el caso de los grupos más destructivos que utilizan técnicas de manipulación psicológica, las consecuencias son más catastróficas aún, familias fracturadas trastornos graves a nivel psicológico, fracturas familiares y psíquicas que dejan graves y dolorosas cicatrices. La experiencia de todos los que conocemos alguna persona afectada, algún vecino, amigo, familiar, compañero de trabajo, etc. que se ha visto estafada por alguno de estos grupos. Nuestra experiencia clínica nos muestra el dolor de aquellos que acuden en busca de asesoramiento e información.
Los datos al respecto de este fenómeno en el Uruguay son tan imprecisos como en Europa. Los más optimistas sostienen que cerca de un 10% de la población estaría afectada por sectas, eso sin agregar todas las personas que se ven afectadas por “terapeutas alternativos”, que realizan un ejercicio ilegal de la tarea propia del Psicólogo o del Psiquiatra. Sería una buena interrogante a responder el alcance de este fenómeno en el Uruguay, lamentablemente la falta de apoyo institucional y de recursos materiales y económicos no nos permiten realizar investigaciones de campo como para responder en ese sentido.
Con relativa frecuencia tenemos alguna participación en algún medio de comunicación, sea radio, televisión o prensa. En dichas participaciones intentamos llevar a cabo una labor de denuncia del fenómeno, intentamos brindar elementos para la clarificación y el discernimiento. Consideramos bien importantes estas oportunidades pero también insuficientes dado lo caleidoscópico y variable del fenómeno sectario.
Las Religiones Históricas, de manera especial la Iglesia Católica, ha mostrado alguna preocupación a nivel nacional sobre este tema, pero el mismo tampoco entra de lleno en la agenda pastoral de los planes pastorales de las distintas Diócesis del Uruguay. El desamparo no sólo es asistencial y social, también es pastoral.
La presencia de este tema en la agenda de las Universidades tanto privadas como pública es prácticamente nula. Consideramos que a los profesionales de la salud mental y todos aquellos investigadores de las ciencias humanas les corresponde un rol protagónico en el estudio, la investigación, la prevención y el tratamiento del fenómeno sectario y sus consecuencias. En esto también estamos omisos no se forma a los profesionales en este tema, no se investiga. La sociedad parecería preferir realizar una verdadera desmentida de la situación. Detrás de nuestra pretendida condición de país laico y tolerante se tolera lo intolerable y se permite que los Derechos Humanos no sean debidamente respetados.
Mucho nos queda por hacer. Por todo lo arriba dicho nos parce suficientemente clara la necesidad y la oportunidad de investigar sobre el tema de las sectas y los grupos manipulativos, al igual que sobre los procesos sociales y psicológicos de la propia manipulación psicológica tanto aquí en nuestro país como en el mundo. Consideramos que en Uruguay es una realidad apremiante donde solo unos pocos especializados y sin el debido apoyo se han dedicado al estudio sistemático de este fenómeno. Consideramos que el conocimiento científico acumulado en estos años debe ser acompañado por la necesaria difusión del mismo de manera tal que ese conocimiento se transforme en “el espejo a través del cual la sociedad reflexiona sobre sí misma” (Lamo de Espinosa, 1990)
Atentamente,
Álvaro Farías Díaz
Licenciado en Psicología
Miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES)
Director del Servicio de Estudio y Asesoramiento en Sectas (SEAS – Uruguay)
seas.uruguay@gmail.com
Todavía hoy están grabadas en la retina de muchos las imágenes que llegaban desde Jonestown – Guyana, el 18 de noviembre de 1978. Las fotos de las 918 víctimas (incluyendo niños) de la “masacre de Guyana” dejan sin palabras aún hoy a 30 años de aquél acontecimiento. Los cadáveres yacían esparcidos por el predio de la Secta, la mayoría boca abajo y abrazados, la noche anterior habían bebido la letal mezcla de cianuro y refresco, que su líder Jim Jones, llamó “kool-aid”. El mundo entero quedó pasmado e incrédulo ante ese acontecimiento que de algún modo inauguraba el fenómeno de los “Suicidios colectivos Rituales”. El 19 abril de 1993, David Koresh se autoinmoló junto con más de 80 seguidores en el Rancho Monte Carmelo. En octubre de 1994 miembros de la sociedad esotérica conocida como Orden del Templo Solar, se quitan la vida en Suiza y Canadá. En marzo de 1997 se quitaban la vida los 39 integrantes de la secta Heaven’s Gate junto con su líder Marshall Applewhite. El caso más reciente en el tiempo sucedió en Uganda, allí en la capital Kanungu el Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos (una secta de origen católico, liderada por un ex sacerdote con antecedentes psiquiátricos graves), llevó adelante un acto suicida, el resultado: más de mil personas murieron en un episodio de suicidio – homicidio. Se había fijado el día de la purificación, los disidentes habían sido asesinados y sepultados en fosas comunes, los 550 “fieles”, se suicidaron rociándose combustible y prendiéndose fuego a sí mismos. Hace pocos meses un grupo radical en la región de Penza en Rusia estuvo encerrado dentro de una cueva durante meses a la espera del fin del mundo, el resultado: dos personas fallecidas.
El acontecimiento de Guyana fue un hecho que sin duda nos ha marcado a todos, para muchos fue el acontecimiento que movió al estudio y a la investigación del fenómeno de las sectas desde hace ya 17 años.
No consideramos hoy que sea esta la oportunidad para realizar una crónica o un análisis de lo sucedido en Guyana hace exactamente 30 años. Más bien entendemos que el mejor homenaje para las víctimas y para los sobrevivientes es plantearnos algunas preguntas y sus posibles respuestas a modo de reflexión.
¿Qué hemos aprendido desde Guyana hasta hoy en materia del estudio y la investigación sobre el fenómenos sectario? ¿Qué podemos hacer para prevenir que acontecimientos como este no se vuelvan a repetir como recientemente pasara en Rusia? ¿Qué papel le toca al Estado, a la sociedad, a los medios de comunicación la las Universidades, a los profesionales especializados en la materia y a las Religiones Históricas? ¿Cuál es la realidad en el Uruguay?
Desde Guyana hasta hoy se ha avanzado mucho en el estudio y en la investigación de fenómeno sectario. En las Universidades más importantes del mundo existen Cátedras dedicadas a la investigación y el estudio del fenómeno sectario. La Dra. Carmen Almendros (Doctora en Psicología e integrante de la Cátedra de Psiquiatría Forense de la Universidad Autónoma de Madrid) abría el Congreso “Manipulación Psicológica, Grupos sectarios y otros movimientos alternativos” llevado a cabo en Madrid en 2005 y organizado por The International Cultic Studies Association (ICSA), con las siguientes palabras: “La actuación de determinados grupos dogmáticos y exclusivistas está generando una considerable inquietud social en la actualidad. En estos grupos en donde el fin justifica los medios, actuaciones sociales legalmente ilícitas son elevadas a la categoría de “imperativos morales”, justificando con ello actos que pueden ir desde la simple captación engañosa hasta, en sus manifestaciones más extremas, la inmolación de la propia vida o incluso el asesinato masivo”
Grupos sectarios, grupos pseudo terapéuticos abundan en nuestro país, recientemente se ha publicado en nuestro medio una “Guía de la diversidad religiosa de Montevideo” en donde se sostiene que el 80% de los Montevideanos cree en Dios y algunos de los grupos sectarios con denuncias a nivel internacional aparecen dentro de esa Guía. No vamos a ingresar en el terreno de cuestionar el sistema de creencias sostenido por estos grupos, eso queda dentro de la libertad de pensamiento, pero si nos permitimos ingresar en el terreno de cuestionar el accionar de determinados grupos que por utilizar técnicas de manipulación psicológica para el reclutamiento y la captación de sus seguidores, generan a través de un proceso fundamentalmente inconciente un estado de dependencia inducida que atenta contra los derechos fundamentales de las personas. Si bien es notorio desde las últimas décadas del siglo XX un florecer de numerosos grupos de tipo ideológico, religioso, político, culturales, etc. y si bien en la mayoría de los casos estos grupos aportan y fomentan al pluralismo religioso e ideológico dentro de nuestro marco constitucional, también cabe afirmar que otros, sin embargo, actuando detrás de una “tapadera constitucional”, esencialmente el artículo 5º de nuestra Constitución, infringen sistemáticamente libertades individuales y derechos inalienables que son inherentes al ser humano por el mero hecho de serlo. Consideramos que el derecho a la vida y a la libertad individual está por encima de todo y que ninguna barrera debería presentársele. Notamos de parte del Estado cierta negligencia amparada en una supuesta “libertad de cultos” que conduce a un indefectible sentimiento de desamparo asistencial y social ante el accionar de este tipo de grupos sean religiosos o sean supuestamente terapéuticos.
En Europa se ha tenido un accionar mucho más específico en torno a este tema, nada más en España hace algunos años se creía que habían unas 500.000 personas afectadas por grupos de manipulación, esta cifra no incluía las personas afectas por pseudo terapias New Age, la falta de datos fidedignos dentro de los Estados miembros de la Unión hace imposible una cuantificación precisa, tomándose las cifras de las que disponemos como meros indicios del alcance del fenómeno. Todo esto fue lo suficientemente importante como para que el Parlamento Europeo se haya expresado en varias oportunidades sobre la materia realizando diversas recomendaciones a los Estados miembros de la Unión: se recomienda una “acción conjunta de loe Estados miembros de la Comunidad Europea en relación a los diversos delitos de nuevas organizaciones que funcionan al amparo de la libertad religiosa” (Resolución del 29 de febrero de 1996 sobre sectas en Europa y Proyecto de Informe sobre sectas en la Unión Europea, presentado en el Parlamento Europeo el 11 de diciembre de 1997). A esta recomendación a seguido el accionar la actuación en concomitancia de los Parlamentos de varios de los Estados miembros de la Unión Europea.
Si bien hechos como los de Guyana son extremos en los que el discurso sectario lleva al acto su predicamento violento, no podemos quedar en silencio mientras tantas personas en el mundo en y en nuestro país son utilizadas como medio para el enriquecimiento de organizaciones que se han transformado en verdaderas transnacionales de la fe. En el caso de los grupos más destructivos que utilizan técnicas de manipulación psicológica, las consecuencias son más catastróficas aún, familias fracturadas trastornos graves a nivel psicológico, fracturas familiares y psíquicas que dejan graves y dolorosas cicatrices. La experiencia de todos los que conocemos alguna persona afectada, algún vecino, amigo, familiar, compañero de trabajo, etc. que se ha visto estafada por alguno de estos grupos. Nuestra experiencia clínica nos muestra el dolor de aquellos que acuden en busca de asesoramiento e información.
Los datos al respecto de este fenómeno en el Uruguay son tan imprecisos como en Europa. Los más optimistas sostienen que cerca de un 10% de la población estaría afectada por sectas, eso sin agregar todas las personas que se ven afectadas por “terapeutas alternativos”, que realizan un ejercicio ilegal de la tarea propia del Psicólogo o del Psiquiatra. Sería una buena interrogante a responder el alcance de este fenómeno en el Uruguay, lamentablemente la falta de apoyo institucional y de recursos materiales y económicos no nos permiten realizar investigaciones de campo como para responder en ese sentido.
Con relativa frecuencia tenemos alguna participación en algún medio de comunicación, sea radio, televisión o prensa. En dichas participaciones intentamos llevar a cabo una labor de denuncia del fenómeno, intentamos brindar elementos para la clarificación y el discernimiento. Consideramos bien importantes estas oportunidades pero también insuficientes dado lo caleidoscópico y variable del fenómeno sectario.
Las Religiones Históricas, de manera especial la Iglesia Católica, ha mostrado alguna preocupación a nivel nacional sobre este tema, pero el mismo tampoco entra de lleno en la agenda pastoral de los planes pastorales de las distintas Diócesis del Uruguay. El desamparo no sólo es asistencial y social, también es pastoral.
La presencia de este tema en la agenda de las Universidades tanto privadas como pública es prácticamente nula. Consideramos que a los profesionales de la salud mental y todos aquellos investigadores de las ciencias humanas les corresponde un rol protagónico en el estudio, la investigación, la prevención y el tratamiento del fenómeno sectario y sus consecuencias. En esto también estamos omisos no se forma a los profesionales en este tema, no se investiga. La sociedad parecería preferir realizar una verdadera desmentida de la situación. Detrás de nuestra pretendida condición de país laico y tolerante se tolera lo intolerable y se permite que los Derechos Humanos no sean debidamente respetados.
Mucho nos queda por hacer. Por todo lo arriba dicho nos parce suficientemente clara la necesidad y la oportunidad de investigar sobre el tema de las sectas y los grupos manipulativos, al igual que sobre los procesos sociales y psicológicos de la propia manipulación psicológica tanto aquí en nuestro país como en el mundo. Consideramos que en Uruguay es una realidad apremiante donde solo unos pocos especializados y sin el debido apoyo se han dedicado al estudio sistemático de este fenómeno. Consideramos que el conocimiento científico acumulado en estos años debe ser acompañado por la necesaria difusión del mismo de manera tal que ese conocimiento se transforme en “el espejo a través del cual la sociedad reflexiona sobre sí misma” (Lamo de Espinosa, 1990)
Atentamente,
Álvaro Farías Díaz
Licenciado en Psicología
Miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES)
Director del Servicio de Estudio y Asesoramiento en Sectas (SEAS – Uruguay)
seas.uruguay@gmail.com
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