sábado, 22 de agosto de 2009

Las sectas se aprovechan de la precariedad de los indígenas mexicanos


Según informaba recientemente el periodista Homero Lemus Velázquez en Cambio de Michoacán, la falta de atención de las autoridades de todos los niveles de gobierno además del rezago histórico que sufren los habitantes de comunidades indígenas del estado mexicano de Michoacán, han propiciado que sectas invadan a las poblaciones con la promesa de mejorar las condiciones de vida. Al no encontrar una satisfacción espiritual en la Iglesia católica, algunos indígenas de todas las etnias buscan otras religiones o movimientos religiosos no católicos que les ayuden a sobrecargar los aspectos de carencia en su vida, principalmente los económicos.

La Nueva Jerusalén, en el encierro

Uno de los casos más mencionados, incluso a nivel mundial, se presenta en la comunidad conocida como la Nueva Jerusalén, donde la discriminación hacia sectores es palpable desde el ingreso al poblado; allí en un principio los que son aceptados tienen que asistir a diario a misa y al rosario; las mujeres se visten de largo y usan velo para cubrir sus cabezas, los hombres no pueden vestir ropa casual.

Dicha secta religiosa se creó a raíz de que en 1965 el Concilio Vaticano II aprobó reformas a la liturgia eclesiástica, las misas ya no serían en latín, sino en la lengua de cada país; los católicos verían a los miembros de otras religiones como prójimos, lo que para el entonces sacerdote de Puruarán, Nabor Cárdenas, era un pecado y atentaba contra los principios supremos de la iglesia, y lo consideró una herejía.

En 1973 la campesina Gabina Romero aseguró que se le apareció la Virgen del Rosario y fue a ver a Nabor; le dijo que la madre de Dios lo seleccionó para que construyera una comunidad a la que pudieran arribar peregrinos que rezaran por la salvación de la humanidad, que en adelante debería hacerse llamar Papá Nabor y que ella iba a ser Mamá Salomé.

De ahí en adelante comenzó la secta, la cual ha permanecido durante décadas cerrada a cualquier tipo de intrusión del llamado mundo moderno, y fue hasta el 2005 cuando se conoció que Agapito, el vidente de la organización, quien llegó como peregrino procedente del estado de Guerrero, era el único que tenía en toda la Nueva Jerusalén una televisión a color y una videocasetera.

Él invitaba a su casa a jovencitas para que vieran la televisión y las violaba, a raíz de ello muchos conflictos se presentaron en el lugar conocido como La Ermita, ya que los familiares de las víctimas reclamaron justicia, mientras otro grupo de miembros de la comunidad defendió a Agapito, tras alegar que tenía una especie de santidad y que era el profeta.

En la Nueva Jerusalén había prevalecido un estado de excepción, se denunciaron más violaciones del profeta Agapito, encontraron cultivos de enervantes y en mayo de 2005 ocurrió un crimen en La Ermita, sin embargo no se dio respuesta a la demanda. En el lugar se determinó que hombres y mujeres deberían estar separados, no obstante, cuando se hacían retiros espirituales, en los cuales algunas muchachas que convivían con hombres, a los que el sacerdote designaba para representar a los santos, en éstos salían embarazadas.

La Santa Muerte, entre delincuentes y pobres


En Michoacán la Santa Muerte es una deidad que ha cobrado auge debido a las crisis económicas, donde la población busca un apoyo o solución, una fuerza sentimental, curación de alguna enfermedad o vicio, protección hacia grupos criminales, incluso favores amorosos. Una de las comunidades donde mayor arraigo tiene dicha secta es en el pueblo de Santa Ana, en el municipio de Pátzcuaro, donde devotos acuden de los poblados de la ribera del lago a realizar misas donde adoran su efigie.

La Santa Muerte en la región es conocida como la que protege a los delincuentes, narcotraficantes de la región, a los pobres y a los necesitados, cada vez hay un mayor número de seguidores, lo cual se puede palpar en cada una de las celebraciones.

Testigos de Jehová de otros países

Los Testigos de Jehová son una agrupación que llegó principalmente a los municipios de Nahuatzen, Cherán, Chilchota, Charapan y Paracho, en donde los pastores, provenientes de otros países, como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Alemania, iniciaron su proceso de evangelización y conversión, su modo de operar fue a través de charlas en donde por medio de invitaciones a tomar café y a analizar su Biblia lograron adeptos.

Los integrantes de la secta se mantienen en pie con más de dos mil seguidores, y los miembros de su credo tienen como base en dichas comunidades la interpretación de pasajes bíblico hablando en lengua purépecha.

El denominado Proyecto Tarasco

Un intento distinto de evangelización en el medio rural michoacano se dio entre 1940 y 1950, con la segunda versión del Proyecto Tarasco, bajo la dirección de Máximo D. Latroph, dicha secta es una mezcla de la selección de libros de la Biblia traducidos al purépecha. El Proyecto Tarasco tuvo un gran auge entre 1940 y 1950, después de la década de los 50 disminuyó considerablemente el número absoluto de población con religión protestante, y fue hasta el año 2000 cuando se volvió a observar el incremento de población con este credo en municipios de la Cañada de los Once Pueblos y la Meseta Purépecha.

117 asociaciones religiosas

En Michoacán, según datos de la Secretaría de Gobierno, existen en total 117 asociaciones religiosas, las cuales se encuentran dispersas por toda la entidad, sin embargo las únicas creencias que son consideradas como religiones son el cristianismo, judaísmo, islamismo, budismo e hinduismo.

Fuente: Info-RIES nº 146 (19/08/09).

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