Detuvieron a un pai umbanda que ayudaba a sus fieles a cambio de favores sexuales, y de que ejercieran la prostitución. Las víctimas tienen entre 20 y 30 años, son mujeres casadas, y todavía temen que el pai les haga un maleficio desde la cárcel, recogía a comienzos de mayo Minuto Uno.
El hombre, de 44 años, tenía su templo en el partido de Moreno, donde recibía y contenía a las mujeres que llegaban en busca de soluciones mágicas a sus problemas personales, familiares o económicos. Después de un tiempo, cuando había ganado la confianza de sus seguidoras, las sometía sexualmente y las obligaba a prostituirse para entregarle las ganancias a él, según publicó el diario Clarín.
Hasta ahora, el pai fue denunciado por 4 mujeres de entre 20 y 30 años, aunque los investigadores suponen que puede haber más víctimas que no lo denunciaron por miedo a los “trabajos diabólicos con entes del más allá” que el pai solía esgrimir como amenaza. La policía allanó el templo y la casa particular del pai, en San Miguel, donde vivía con su mujer y sus hijos de corta edad. En el templo encontraron un altar donde estaban exhibidos un cráneo y varios huesos que serían humanos. De serlo, la policía tendría que investigar si llegaron a ese altar por el tráfico ilegal o por un sacrificio humano.
Además, se encontró una libreta donde el pai anotaría las ganancias aportadas por las fieles, con nombres ficticios. Las mujeres eran obligadas a prostituirse en algunas zonas de la capital y del Gran Buenos Aires, pero siempre lejos del templo. Los aportes eran entre 200 y 300 pesos por semana y las mantenía libres de estos “trabajos”, según fuentes consultadas por el diario.
El caso se conoció a partir de la denuncia de una allegada a una de las víctimas. Apenas fue denunciado, el pai fue arrestado por la División de Trata de Personas de la Policía Federal, pero en estos momentos, está detenido en la Superintendencia de Investigaciones Federales de Villa Lugano. Sus víctimas conocidas (las únicas que lo denunciaron hasta el momento) están recibiendo ayuda psicológica, pero todavía temen que el pai les envíe un maleficio desde la cárcel.
Fuente: Info-RIES nº 134 (25/05/09).
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