Un total de 23 piezas arqueológicas de la cultura Olmeca del Parque Museo La Venta (en Villahermosa, Estado de Tabasco), fueron rociadas el pasado 11 de enero con una sustancia líquida, causándoles daños irreversibles, a manos de integrantes de una secta religiosa, entre ellos una mujer estadounidense, según informó el diario El Universal.
Las estelas –entre ellas tres colosales cabezas– fueron impregnadas con el líquido a base de aceite, sal y jugo de uva, lo cual ha causado daño irreversible a esas estelas, afirmaron el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la directora general Instituto de Cultura de Tabasco (ICT), Juan Antonio Ferrer y Norma Cárdenas Zurita, respectivamente.
Informaron que las tres personas que realizaron el hecho catalogado de “vandálico” y contra el patrimonio nacional, fueron detenidas y serán entregas a la Procuraduría General de la República, por tratarse de un delito federal. Los agresores de las estelas Olmecas son integrantes de una secta religiosa denominada Nueva Generación, y entre ellos está un ministro de culto y una mujer de nacionalidad estadounidense con acento cubano, así como dos tabasqueños, uno de ellos radicado en Miami, al igual que la mujer extranjera.
Según declararon los detenidos, la rociada que efectuaron a las piezas arqueológicas con antigüedad de más 3.200 años, formó parte de un ritual por la paz y sanación del mundo. Aunque aún no se explica qué relación tiene con las estelas de la civilización Olmeca. En el Parque Museo La Venta, establecido en un polígono arbolado de siete hectáreas, están distribuidos 50 monumentos olmecas, descubiertos en la zona arqueológica de La Venta, Huimanguillo, y trasladados hace 50 años a esta capital, a propuesta por el diseñador del Parque, el poeta Carlos Pellicer.
El delegado del INAH y la directora del ICT estimaron que los daños económicos ascienden a más de 300.000 pesos, que será lo que se erogue para un grupo de especialistas pueda limpiar y reparar las 23 piezas Olmecas. “Los monumentos serán intervenidos tantas veces sean necesarias para retirar la mancha residual, en virtud de que se desconoce la profundidad alcanzada de las sustancias vertidas”. Las autoridades argumentaron que esas personas planearon bien su acción, pues aprovecharon la ausencia de los vigilantes y guías, “que cada 20 minutos realizan recorridos”, para dañar las estelas.
Hechos posteriores
El funcionario del Instituto Nacional de Antropología e Historia consideró que el equipo de especialistas podrá retirar en 100% el compuesto y permanecerán en el lugar hasta que sea necesario, según explicó el diario Milenio. Acompañado del delegado de la Procuraduría General de la República, Bernardino Rico Maya y la directora del Instituto de Cultura de Tabasco, Norma Cárdenas, mencionó que en un primer momento se consideró cerrar el parque. 'Pero no hay cierre, lo vamos a hacer de frente a la población para que vean la respuesta consolidada que vamos a tener', subrayó.
Por su parte, Rico Maya expuso que el delito de daño o destrucción de un monumento arqueológico, artístico o histórico, se le impondrá prisión de uno a 10 años y multa hasta por el valor del daño causado. Sin embargo, expuso que en el artículo 52 de la Ley Federal respectiva el delito no se califica como grave por la legislación penal y los presuntos responsables pueden solicitar su libertad bajo caución. Por esa razón, dijo, las tres personas acusadas, Roberto Conde Díaz, José Pablo Meneses Jasso y Wanda Ivette Aguilar, esta última de nacionalidad estadounidense, lograron salir libres.
No obstante, mencionó que el Juzgado Cuarto de Distrito realizará las diligencias correspondientes para determinar la existencia del delito y la responsabilidad penal que resulte en contra de los involucrados. Asimismo, el funcionario apuntó que en el caso de la estadunidense, la PGR dio vista a la embajada de Estados Unidos y al Instituto Nacional de Migración, por lo que al igual que los otros dos presuntos responsables, no podrá abandonar el estado mientras no concluya el proceso judicial.
Explicó que éstos se acogieron al artículo 20 constitucional para no emitir declaraciones, por lo que se desconoce si pertenecen a una secta o grupo religioso. En tanto, la directora del Instituto de Cultura de Tabasco mencionó que tras la detención de las tres personas acusadas, habló con ellos previo a ser entregados a las autoridades. 'Me dijeron: venimos a orar por la humanidad, por Tabasco y lo hacemos a través de danzas, oramos y vertimos el líquido, pero nuestro afán no fue dañar a nadie. Yo estuve con ellos y no estaban alcoholizados ni drogados, dicen que vinieron a orar, entonces por eso hay la deducción de que son de un grupo de oración', apuntó.
Interpretación del ritual
Roberto Conde, José Pablo Meneses y Wanda Aguilar nunca llamaron a las 23 esculturas dañadas en el parque Museo La Venta como “piezas arqueológicas”. Durante su detención, se refirieron a ellas sólo como “piedras”, explica Tabasco Hoy. Ninguno de los tres, al momento de ser interrogados, estaba consciente de la gravedad del delito que habían cometido. “Ellos simplemente nos dijeron que habían rociados las piedras con un líquido para alejar las malas vibras de Tabasco”, recuerda Raúl Vallarino, coordinador del Parque Museo y quien fue de los primeros en hablar con los ahora indiciados.
Las tres personas, de edad madura y con lenguaje educado, rociaron cada una de las 23 piezas, acompañándolas de oraciones e invocaciones. La mezcla usada para manchar las pinturas de arriba hacia abajo, y de izquierda a derecha -como si hicieran una cruz- contienen sales, aceite y jugo de uva. “No tienen nada de extraordinarios, son elementos propios de los rituales religiosos: se usa el aceite como purificación; la sal es el principio de la vida y quizá su uso aquí fue para absorber la energía de esa piedra; y el juego de uva que alude al vino representa la resurrección”, explica en entrevista Gaby del Valle, especialista en astrología.
La experta en esoterismo cree que este ritual “tiene que ver con tratar de adquirir la fuerza, no de las piedras en sí, sino de quienes las hicieron: una de las primeras culturas Mesoamericanas, que influyó en las demás. Seguramente este ritual trataba de adquirir esa poderosa energía de los Olmecas, quienes fueron capaces de transformar pueblos enteros”. Tal energía serviría para hacer el bien, no para dañar a alguien. Del Valle descarta que la intención original de los detenidos haya sido “hacer mal a alguien”, para eso se utilizan otro tipo de cosas, como veladoras negras o figuras vudú. “Fue una estupidez no les importó saber si las esculturas se iban a dañar”.
Además de los líquidos, rezos e invocaciones, el ritual muy probablemente incluyó numerologías y astros. La luna llena del 9 de enero fue ideal para celebrar este tipo de rituales. “La luna llena es ideal para adquirir fuerza porque se cree que está más en conexión con el cosmos, muy probablemente ellos eligieron esta fecha para perpetrar su ritual por eso”. La entrada al parque museo fue, según puede constatarse en el libro de visitantes, a las 11 de la mañana, del día 9, del año 2009. “La hora de entrada coincide con la fecha, si tú sumas uno más uno de este 11 este da dos, que es el número de la resurrección, del volver a”. Gaby califica el ritual que trataron de hacer estos miembros de una secta, de “magia” y “no de santería”.
Fuente: Info-RIES nº 115 (19/01/09).
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