Makoto Hirata, antiguo miembro de la secta Verdad Suprema, responsable del atentado con gas sarín en 1995 en el metro de Tokio, se entregó a la policía el sábado, pocos minutos antes de fin de año, informan este lunes medios locales.
Hirata, de 46 años, se entregó en una comisaría del céntrico distrito tokiota de Marunochi y fue reconocido y detenido por su presunta colaboración en el atentado perpetrado por la secta en 1995, el peor en la historia de Japón, en el que murieron 13 personas y más de 6.000 fueron intoxicados.
El fugitivo, que se encontraba en la lista de personas más buscadas del país, aseguró que se entregó porque estaba cansado de huir y portaba una mochila con decenas de miles de yenes, según detalló la agencia local de noticias Kyodo.
El atentado fue ejecutado por cinco miembros de la secta, entre los que se encontraba Hirata, que de manera coordinada perforaron con sus paraguas varios paquetes de sarín colocados en cinco trenes del metro de Tokio en plena hora punta de la mañana del 20 de marzo de 1995.
Con la detención de Hirata, aún permanecen fugitivos dos sospechosos de participar en el ataque en el metro de Tokio, Naoko Kikuchi, de 40 años, y Katsuya Takahashi, de 53. Hirata también estaría involucrado en el secuestro del notario de Tokio Kiyoshi Kariya, que investigaba la desaparición de su hermana, creyente de Verdad Suprema, tras abandonar la secta ante las presiones para ceder al gurú del grupo, Shoko Asahara, varios millones de yenes y propiedades inmobiliarias de su familia. Kariya murió durante su cautiverio en el cuartel general de la secta como resultado de una sobredosis de drogas que le administraron médicos de la organización, mientras se cree que Hirata podría haber hecho de chófer durante el secuestro, añadió Kyodo.
Hirata, de 46 años, se entregó en una comisaría del céntrico distrito tokiota de Marunochi y fue reconocido y detenido por su presunta colaboración en el atentado perpetrado por la secta en 1995, el peor en la historia de Japón, en el que murieron 13 personas y más de 6.000 fueron intoxicados.
El fugitivo, que se encontraba en la lista de personas más buscadas del país, aseguró que se entregó porque estaba cansado de huir y portaba una mochila con decenas de miles de yenes, según detalló la agencia local de noticias Kyodo.
El atentado fue ejecutado por cinco miembros de la secta, entre los que se encontraba Hirata, que de manera coordinada perforaron con sus paraguas varios paquetes de sarín colocados en cinco trenes del metro de Tokio en plena hora punta de la mañana del 20 de marzo de 1995.
Con la detención de Hirata, aún permanecen fugitivos dos sospechosos de participar en el ataque en el metro de Tokio, Naoko Kikuchi, de 40 años, y Katsuya Takahashi, de 53. Hirata también estaría involucrado en el secuestro del notario de Tokio Kiyoshi Kariya, que investigaba la desaparición de su hermana, creyente de Verdad Suprema, tras abandonar la secta ante las presiones para ceder al gurú del grupo, Shoko Asahara, varios millones de yenes y propiedades inmobiliarias de su familia. Kariya murió durante su cautiverio en el cuartel general de la secta como resultado de una sobredosis de drogas que le administraron médicos de la organización, mientras se cree que Hirata podría haber hecho de chófer durante el secuestro, añadió Kyodo.
Procesados 189 miembros de la secta
En los últimos 15 años, los tribunales nipones han procesado a 189 miembros de Verdad Suprema, emitido cinco condenas de cadena perpetua y confirmado 13 penas de muerte, entre ellas la de Asahara.De momento, ninguna de las ejecuciones se ha llevado a cabo porque la ley nipona establece que todas las sentencias de los cómplices del delito deben ser firmes antes de poder aplicarse la pena capital.
La secta Verdad Suprema (Aum Shinrikyo, en japonés) se gestó en 1984, cuando su líder Asahara, cuyo nombre real es Chizuo Matsumoto, abrió un pequeño seminario de yoga en el barrio tokiota de Shibuya. Asahara logró captar a varios miembros de la elite universitaria nipona, lo que impulsó el crecimiento de la estructura y transformó la secta en una poderosa organización subdividida en "ministerios", con capacidad para producir agentes químicos y armas ligeras, y que incluso llegó a adquirir un helicóptero militar ruso.
Fuente: El Mundo
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