jueves, 26 de enero de 2012

El apocalipsis de Fidel Castro

Fragmentos de apocalipsis (8)

Seguimos con la serie desarrollada por el padre D. Luis Santamaría, en este caso centrado en la figura del dictador Fidel Castro.

A comienzos de enero ya es normal encontrar en los medios de comunicación las predicciones que en Cuba hacen los “babalawos” o sacerdotes de la santería para el año nuevo. Sobre esto escribí el año pasado justamente por estas mismas fechas (“Augurios del otro lado del océano”, 11/01/11). 

Ahora quiero volver a la isla, pero dejando de lado el sincretismo afrocaribeño para centrarme en un asunto diferente de interés, y que no es otro que las últimas declaraciones del anterior jefe de Estado cubano, Fidel Castro. Quiero tomarlas como un ejemplo reciente de un lenguaje apocalíptico peculiar al que ya nos vamos acostumbrando y que se sale de los límites de lo religioso para impregnar un discurso de nivel político que se difunde en nuestra sociedad.

El contexto de las afirmaciones de Castro es la primera de sus reapariciones públicas en 2012, esta vez por escrito, ya que de vez en cuando corren rumores sobre su estado de salud, y parece que el ex-mandatario debe desmentirlos de forma discursiva. Si durante su ejercicio del poder absoluto la modalidad de adoctrinamiento era la tan conocida de sus arengas interminables, ahora que está en un lugar mucho más discreto su nuevo estilo de magisterio es la aparición de sus artículos escritos, bajo el encabezado genérico de “Reflexiones”. Publicadas por la página web Cuba Debate, y difundidas por Twitter, se enmarcan en un proyecto editorial que se define de esta manera: “un espacio para el intercambio sobre el terrorismo y las campañas de difamación organizadas contra Cuba”, y también como un “proyecto para destruir las calumnias contra Cuba y otros países hermanos, y evitar que la mentira se convierta en un arma mortal”. Por si no es suficiente el diario oficialista Granma para informar, con esa libertad sui generis del comunismo isleño, sobre la maldad de los Estados Unidos, la OTAN y todo lo que represente oposición contra el castrismo, aquí está una web que lanza a todo el mundo las reflexiones del “compañero Fidel”, tal como lo llama el diario comunista ya citado al reproducir los textos exclusivos de Cuba Debate.

Aterrizando en el artículo en cuestión, fue publicado el pasado 5 de enero con el título tremendo de “La marcha hacia el abismo”. No previene de la desaparición de sus colaboraciones escritas, pues no se refiere el ex-dictador a su salud, para regocijo de sus fieles y lamentación de sus víctimas y críticos. Tras algunas reflexiones sobre la historia humana, Fidel afirma que “la idea de un juicio final está implícita en las doctrinas religiosas más extendidas entre los habitantes del planeta, sin que nadie las califique por ello de pesimistas”. Ya se excusa al inicio, por tanto, del tono oscuro de sus predicciones. Y urge a impedir lo que considera un “dramático y cercano acontecimiento”.

¿Qué argumentos esgrime Castro para fundamentar este alarmismo? “Numerosos peligros”, asegura, que se encierran en dos –como los mandamientos–: la guerra nuclear y el cambio climático. Y añade, a estos hechos preocupantes, el brillo de los números redondos, que tanto gusta a agoreros y que, como Nostradamus de turno, sirve para mostrar lo ideal de la fecha para que ocurra algo grande. Las efemérides que subraya son el aniversario correspondiente de la Revolución (así, con mayúscula) cubana y el cincuentenario de la “crisis de los misiles” de 1962. La verdad es que sorprende que exagere tanto el peligro del armamento atómico cuando precisamente aquel momento histórico de hace 50 años sí que se vivió como el instante previo a la más que segura guerra nuclear. Aún así, ahora el ex-dictador afirma que “ninguna otra época de la historia del hombre conoció los actuales peligros que afronta la humanidad”.

¿Qué le espera entonces al ser humano? La posibilidad de “una muerte espantosa en breve tiempo”, si empiezan a explotar las bombas que hay por ahí. Y de esperanza o seguridad, nada de nada, si hacemos caso a una frase lapidaria de Castro: “La humanidad, en cambio, no goza de garantía alguna”. La bestia parda es el vecino del norte, el eterno enemigo de Cuba. Pero si se arregla el tema y al final no hay cataclismo nuclear –vamos, si se retrasa, porque dice el camarada que sucederá tarde o temprano–, tenemos el Plan B de este peculiar milenarismo comunista: retrasada la guerra, lo que acabará con la humanidad será el cambio climático. ¿A que adivinan quién es el responsable del cambio climático? Sí: los Estados Unidos, además de las multinacionales. Vamos, los de siempre.

¡Menos mal que Fidel dice observar estos terribles acontecimientos “con la serenidad de los años vividos”! Lo mismo cita documentales que científicos, aportando datos que contribuyen a sentenciar de muerte a un mundo podrido. Y ésta es su felicitación para el año nuevo. La verdad es que sólo le ha faltado citar alguna profecía maya, tan de moda en estos días, y poner alguna fecha para el fin del mundo, y así habría entrado con más autoridad en el catálogo de predicciones apocalípticas para este año. A estas alturas de la vida, lo ve todo gris, o más bien negro, y parece que ni la revolución comunista es solución para un destino fatal inexorable. Una situación ciertamente negativa como la que se está viviendo, cuando se mira desde una perspectiva puramente mundana, habiendo arrasado con toda afirmación de sentido religioso de la vida, acaba así. No en el paraíso anunciado por el comunismo clásico sino, en el fondo, en el abismo. Ése es, al final, el horizonte que queda: el apocalipsis de Fidel Castro.

1 comentario:

katantika dijo...

Fidel Castro, siempre hablando la verdad desde el punto de vista objetivo, real y palpable; sin basarse en textos fantasiosos escritos por gente que estaba presa de alucinación, gente supersticiosa e hipócrita. Si hubiera Dios (que dudo que exista), con seguridad daría fin a todos los miembros de las diferentes religiones del mundo (islam, católicos, judíos, mormones, testigos de jehova, etc. etc.), pues éstos lo que han hecho es llenar de sangre, odio, genocidio, terror, calamidad y sufrimiento la vida de las personas.