jueves, 11 de junio de 2009

Vicente Jara desvela en una entrevista algunas técnicas de manipulación sectaria


En la última entrega del programa “Conoce las sectas”, emitido por Radio María España y producido por la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), el experto Vicente Jara ha explicado algunas técnicas de manipulación mental que emplean estos grupos. Jara es miembro de la RIES y responsable de la web About sects and cults. Ofrecemos a continuación la entrevista, que puede descargarse con el programa íntegro en este enlace.

- Esta tarde, en la sección “El fenómeno del sectarismo” estamos con Vicente, con quien hablaremos de las técnicas de manipulación psicológica. Les recuerdo que en el pasado programa nº 10, emitido el día 14 de marzo, y que pueden descargarse del blog de la RIES, ya iniciamos este bloque comentando algunas técnicas de reforma del pensamiento. Tras un par de programas relatando algunos casos clínicos de afectados por las sectas, retomamos hoy el hablar de estas técnicas de cambio de la personalidad y que ejercen los grupos sectarios. Buenas tardes Vicente, ¿qué tal?

- Muy buenas tardes, muy bien. Sí, vamos a seguir como has dicho, comentando algunas técnicas de reforma del pensamiento, de adoctrinamiento, o de persuasión coercitiva, lo que se solía antes llamar “lavado de cerebro”.

Si te parece, voy antes a recordar las que vimos en el programa del 14 de marzo, como acabas de decir: Fueron cuatro: paternalismo benévolo (que consiste en que el líder poco a poco va creando una unión con el adepto de tipo afectivo y sustitutorio de su padre real, dominándole con su autoridad); otra es el estatus de superioridad (consistente en que el líder siempre está por encima del adepto, y tiende a ser visto como un personaje casi divino, inaccesible); otra es la confesión íntima (por la que ponemos a disposición de la secta nuestros mayores secretos y nos hacemos vulnerables a sus chantajes y manipulaciones); y por último vimos el bombardeo de amor (con la que el grupo sectario anula nuestra capacidad de crítica frente a opciones basadas en la afectividad que hacen difícil que critiquemos a quien parece que tanto nos quiere, nos ama…).

- Bien, pues si te parece, seguimos con otras técnicas, ¿no? ¿Qué más existe?

- Vamos a hablar de lo que se denomina “sobrevaloración de los conflictos”. Consiste en que la secta, en su primer contacto con un posible adepto, con una charla en la calle, un cuestionario personal que a lo mejor rellenamos, tras una conferencia, y conociendo algo de nuestra vida, por sus preguntas, en esa primera charla informal, inicial, incide que lo que nos pasa, nuestros problemas, sean cuales sean, son graves, muy graves, los sobredimensiona, los agranda, y nos dice que puede ayudarnos, o que conoce a quien puede servirnos de ayuda, o que tal libro nos puede venir bien, o que tal charla o conferencia nos podría servir.

Problemas normales y cotidianos de la vida diaria son vistos como más duros de lo que son, y todo con el fin de que nos preocupemos más por ellos e intentemos acercarnos al grupo sectario. Y no precisamente para ayudarnos, sino para engancharnos, para meternos dentro del grupo. Se trata de encontrar un punto de ruptura, una brecha, y hacer la fisura más grande, no para sanarla, sino para aumentarla, para crearnos más miedo, más dependencia de ese grupo amable, falsamente amable y servicial, sectario, que quiere darme todo su amor, su comprensión, una nueva familia que me va a ayudar y que siempre me recordará lo que hizo por mí, porque me encontraba en graves problemas según ellos.

- ¿Y qué más?

- Sí, otra técnica muy habitual es darle a cada miembro que entra en una secta un compañero que regula sus actos y pensamientos. Será algo así como un guía, un iluminado, un maestro que ayudará en el caminar. Estará con él todo el tiempo que pueda, intentando buscar sus puntos flacos, sus debilidades, pretendiendo saber más y más de él, intentando conocer sus puntos resistentes, más fuertes, sembrando dudas en ellos, limando sus fortalezas, poco a poco, aumentando sus miedos, conociendo sus dudas recurrentes, sus emociones… para ser usadas por el grupo en el momento oportuno. Les recuerdo las “confesiones íntimas” de las que hablamos otra vez.

Y ante todas las preguntas que haga, este guía irá dando siempre respuestas, respuestas que suelen ser simplistas, maniqueas, o todo es malo o todo es bueno; siempre, además, las respuestas son respuestas cortas, con pocas palabras, sin apenas un discurso inteligente, elaborado… no, no se usa un discurso de argumentos, sino escueto, corto, preciso, “sí, no”, “porque así lo ha dicho el líder, que es quien más nos quiere”… las preguntas tienen respuestas estipuladas, ensayadas, reduccionistas, simples, dualistas, que marcan que los comportamientos que la secta no admite son malos, y todo el bien está dentro de la secta, fuera está la condenación y dentro la salvación.

Se potencia mucho la respuesta afectiva, cordial, de corazón… así por ejemplo, se dice: “es quien más nos quiere, (el líder) y por eso vela por ti y por mí”, o se dice: “se sacrifica por nosotros...”, “tú mismo has visto como nadie te ha ayudado antes, hasta que has llegado aquí…”, y además el guía le irá poniendo ejemplos personales para que el nuevo adepto vea en la persona de su protector, de su guía, cómo puede dar respuestas a sus preguntas, y como al guía también le fueron respondiendo sus preguntas, sus mismas preguntas.

- Sí, pero siempre sin argumentos, apenas usando la inteligencia, sólo la sensibilidad, lo afectivo… y la autoridad del líder, basada en su supuesto amor, que es falso en realidad.

- Sí, eso es.

- En definitiva, un control estricto de la persona que la va llevando a donde el grupo quiere, y que con las demás técnicas, todas juntas, lo van haciendo papilla…

- Sí, sí, eso es. Te van anulando. Vamos a ver ahora para finalizar por hoy una técnica muy curiosa, pero muy perjudicial sobre la capacidad de análisis crítico de la persona: es la alimentación insuficiente. Hay grupos donde los miembros llegan a convivir durante los tiempos de las comidas, en los desayunos, las comidas, las cenas, o bien, si no es así, en algunos momentos, o bien te dan para que sigas, unas dietas que has de realizar en tu casa, personalmente.

Y lo que hacen es que el aporte alimenticio sea deficiente en complejos vitamínicos, o en proteínas animales, componentes que son básicos para un correcto funcionamiento neurovegetativo, mental. Su carencia lleva a que el cerebro sea más lento en sus respuestas, y que tendamos a ser más propensos a infecciones, enfermedades, y nos cansemos antes, debido a la carencia de hierro y al surgimiento de anemias. Además, lo que hacen es que las dietas en cambio sean muy ricas en energizantes, como azúcares y carbohidratos (pan, cereales, legumbres), lo que da una falsa sensación de energía y estabilidad al organismo, aunque en realidad la persona se va debilitando poco a poco.

Esto ocurre por ejemplo mucho en los grupos de carácter orientalista, que potencian las comidas vegetarianas sin ofrecer aportes de vitaminas o proteínas animales, lo que lleva a que sus miembros sean mucho más influenciables por la secta. Si a esto unimos otras técnicas como es la modificación en los patrones del sueño, (la hora de levantarse, de acostarse…) o el dormir menos de lo necesario, o interminables sesiones de cantos, bailes agotadores, o de charlas de varias horas escuchando al líder de la secta, como podemos ver tenemos una bomba de relojería sobre nuestro cerebro que nos hace incapaces de decidir sobre nuestra propia vida.

Fuente: Info-RIES nº 136 (8/06/09).

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