Seis jóvenes rusos que se declararon satanistas fueron el lunes 26 de julio pasado sentenciados a penas de cárcel de hasta 20 años por el asesinato ritual y posterior desmembramiento de cuatro adolescentes en un bosque, ocurrido en junio de 2008.
Los seis - que eran todos adolescentes en el momento del crimen - comieron partes del cuerpo de sus víctimas en una zona boscosa a las afueras de la ciudad de Yaroslavl, al noreste de Moscú, donde se encontraron los restos en agosto de aquel año. Cuatro de ellos, menores de edad entonces, mataron a los cuatro adolescentes, Anya Gorokhova, Olga Pukhova, Varya Kuzmina, Andrei Sorokin, tres muchachas y un muchacho de entre 16 y 17 años a los que inicialmente emborracharon, dijeron los fiscales, y a continuación tras asesinarles, profanaron los cadáveres y les robaron sus pertenencias.
Los miembros del grupo se denominaban satanistas y anteriormente habían realizado sacrificios animales. En este caso apuñalaron a las víctimas y luego desmembradron sus cuerpos que posteriormente cocinaron y de los que comieron algunas partes, no sin antes asestarle a cada uno de ellos 666 puñaladas, símbolo de la Bestia del Apocalipsis (Ap 13,18). Finalmente, sobre el lugar del crimen, colocaron una cruz invertida donde crucificaron a un pequeño roedor, que podemos ver en la foto anexa.
Los cuatro menores de edad han recibido la sentencia máxima posible por asesinato, 10 años, comentaba una de las fiscales, Tatyana Rachinskaya, a la salida del juicio, y la sentencia más larga, con 20 años de cárcel, recayó sobre el líder del grupo, Nikolai Ogolobnyak, un muchacho y antiguo miembro del coro parroquial.
Las cuatro víctimas dijeron a sus padres que iban a un festival de música, pero se dirigieron al apartamento de Nikolai Ogolobnyak. Las llamadas de todas las víctimas a Nikolai dieron la clave a la policía de que no se dirigieron a ninguna fiesta. Incluso una de ellas, Varya Kuzmina, desde su teléfono, estando en el apartamento de Nikolai llamó a un amigo diciéndolo que luego le contaría, pero que estaba allí y no le gustaba lo que estaba pasando.
Otro miembro fue declarado culpable de asesinato pero se le ha diagnosticado como perturbado mental habiéndosele sentenciado a tratamiento psiquiátrico obligatorio.
Tal y como declaró la fiscal T. Rachinskaya, los delitos son "repugnantes" e "inhumanos". Las audiencias judiciales se celebraron a puerta cerrada debido a la naturaleza atroz de los crímenes y la inculpación de menores.
Uno de los arrestados dijo a la policía: "Satanás me ayudará a evadir la responsabilidad. He hecho muchos sacrificios para él". Alexander Voronovic, uno de los acusados, aseguró que su grupo había desenterrado previamente un sepulcro y comido el corazón de una muchacha que estaba allí enterrada. Otro miembro, al preguntársele por qué había hecho lo que hizo respondió: "Intenté volverme a Dios, pero él no me trajo ningún dinero. En cambio le oré a Satanás y las cosas mejoraron".
Fuente: OddCulture, The Gazette.
Los seis - que eran todos adolescentes en el momento del crimen - comieron partes del cuerpo de sus víctimas en una zona boscosa a las afueras de la ciudad de Yaroslavl, al noreste de Moscú, donde se encontraron los restos en agosto de aquel año. Cuatro de ellos, menores de edad entonces, mataron a los cuatro adolescentes, Anya Gorokhova, Olga Pukhova, Varya Kuzmina, Andrei Sorokin, tres muchachas y un muchacho de entre 16 y 17 años a los que inicialmente emborracharon, dijeron los fiscales, y a continuación tras asesinarles, profanaron los cadáveres y les robaron sus pertenencias.
Los miembros del grupo se denominaban satanistas y anteriormente habían realizado sacrificios animales. En este caso apuñalaron a las víctimas y luego desmembradron sus cuerpos que posteriormente cocinaron y de los que comieron algunas partes, no sin antes asestarle a cada uno de ellos 666 puñaladas, símbolo de la Bestia del Apocalipsis (Ap 13,18). Finalmente, sobre el lugar del crimen, colocaron una cruz invertida donde crucificaron a un pequeño roedor, que podemos ver en la foto anexa.
Los cuatro menores de edad han recibido la sentencia máxima posible por asesinato, 10 años, comentaba una de las fiscales, Tatyana Rachinskaya, a la salida del juicio, y la sentencia más larga, con 20 años de cárcel, recayó sobre el líder del grupo, Nikolai Ogolobnyak, un muchacho y antiguo miembro del coro parroquial.
Las cuatro víctimas dijeron a sus padres que iban a un festival de música, pero se dirigieron al apartamento de Nikolai Ogolobnyak. Las llamadas de todas las víctimas a Nikolai dieron la clave a la policía de que no se dirigieron a ninguna fiesta. Incluso una de ellas, Varya Kuzmina, desde su teléfono, estando en el apartamento de Nikolai llamó a un amigo diciéndolo que luego le contaría, pero que estaba allí y no le gustaba lo que estaba pasando.
Otro miembro fue declarado culpable de asesinato pero se le ha diagnosticado como perturbado mental habiéndosele sentenciado a tratamiento psiquiátrico obligatorio.
Tal y como declaró la fiscal T. Rachinskaya, los delitos son "repugnantes" e "inhumanos". Las audiencias judiciales se celebraron a puerta cerrada debido a la naturaleza atroz de los crímenes y la inculpación de menores.
Uno de los arrestados dijo a la policía: "Satanás me ayudará a evadir la responsabilidad. He hecho muchos sacrificios para él". Alexander Voronovic, uno de los acusados, aseguró que su grupo había desenterrado previamente un sepulcro y comido el corazón de una muchacha que estaba allí enterrada. Otro miembro, al preguntársele por qué había hecho lo que hizo respondió: "Intenté volverme a Dios, pero él no me trajo ningún dinero. En cambio le oré a Satanás y las cosas mejoraron".
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