jueves, 31 de mayo de 2012

Las carencias familiares, los jóvenes y el atractivo de las sectas

Dentro del Curso de Formación Bíblico-Ecuménica 2011-2012 que ofrece el Centro Ecuménico “Misioneras de la Unidad” de Madrid, en la parte final siempre hay un par de jornadas dedicadas al fenómeno de las sectas. Las ponencias del pasado día lunes 28 de mayo y martes día 29 han corrido a cargo de Vicente Jara, dominico seglar, y el sacerdote Luis Santamaría, ambos miembros de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Ofrecemos un extracto de ambas conferencias.

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Vicente Jara: "El líder sectario, un padre para los adeptos a las sectas".

En la introducción se refirió a la generalidad del fenómeno de las sectas, con sus rasgos y matices, y dio unas pautas para entender la importancia de la paternidad en el desarrollo de una persona. Señaló que, como siempre han indicado los expertos, “una de las principales causas de la aparición de las sectas son las carencias familiares”. 

Anulación de los adeptos

Según Vicente Jara, citando a Atilano Alaiz, “los líderes sectarios ofrecen un hogar para huérfanos psicológicos, que son los adeptos”. También se refirió a la infantilización por parte de estos dirigentes, ya que se trata de mantener a la persona en un ámbito más controlable y manipulable. De hecho, “el líder puede llevar hasta la anulación total de los adeptos, y en casos más extremos, hasta la muerte”, dijo, aludiendo a algunos conocidos casos de masacres protagonizadas por sectas.

En su descripción de los líderes sectarios, este experto citó al psicólogo José Miguel Cuevas Barranquero, que en sus estudios los ha descrito como narcisistas, con comportamiento paranoide y antisociales. “Y por eso forman grupos, como prolongación de ellos mismos, y por eso el grupo resultante es también antisocial. El líder tiene un ego tan grande que no cabe dentro de él, e inevitablemente crea un grupo. Por eso la secta es el espejo interior del líder. No tiene amigos, sino siervos. Es el padre, pero un padre con puño de hierro”, afirmó.

El líder, añadió, “quiere que lo adoren, es un ídolo, quiere que reconozcan su grandeza, su naturaleza suprema”, como ha escrito también la experta argentina Mara Martinoli. Por ello requiere sumisión por parte de los adeptos, tiene que ser objeto de adoración. Citando a otros autores que han estudiado a estos dirigentes sectarios, como el argentino Alberto Dib, apuntó su diagnóstico de “una psicosis esquizoparanoide, con tres elementos principales: megalomanía, delirio místico y delirio de influencia”.

A continuación, Vicente Jara puso algunos ejemplos de cómo se vive en las sectas, por parte de sus fundadores o de sus líderes, esta paternidad: testigos de Jehová, mormones, Iglesia de la Unificación (del reverendo Moon), Iglesia de la Cienciología, Niños de Dios (llamada ahora, precisamente, La Familia), los grupos orientales con su gurú correspondiente, los grupos gnósticos de Samael Aun Weor, las sectas ufológicas…

La primacía de lo femenino en la Nueva Era

Otro fenómeno en el que concretó más este desplazamiento de la paternidad fue el de la Nueva Era, al que el experto de la RIES denominó como “ámbito acuoso que nos está empapando también a los católicos”, como una nueva gnosis. Citó el documento del Vaticano sobre la Nueva Era (Jesucristo, portador del agua de la vida), que se refiere explícitamente al narcisismo espiritual y al pseudomisticismo como características de esta corriente.

Jara explicó con detalle el elemento fuertemente femenino, neopagano y neoancestral que subyace a estas nuevas espiritualidades, que “realzan lo femenino contra lo masculino, ya que el patriarcado y la jerarquía serían ‘terribles estructuras’ propias del judeocristianismo, y precisamente lo que quiere la Nueva Era es volver al matriarcado”. En concreto, la Wicca está basada en la figura de Gerald Gardner, que afirmó que “el sacerdocio perfecto lo tiene la mujer”. Para los defensores de esta postura, la naturaleza de la mujer está por encima de la masculina por ser capaz de dar vida.

Para finalizar, Vicente Jara ofreció una relación de rasgos positivos que han de darse en la paternidad espiritual para que realmente pueda ser humanizadora para la persona: libertad, responsabilidad, veracidad, sentido crítico, autonomía, eliminación de la competencia, cercanía, respeto, perdón, acogida, misericordia y apertura.


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Luis Santamaría: "las sectas siguen fascinando a los jóvenes".


El sacerdote Luis Santamaría dividió su intervención en dos temas diferentes: el primero, más sociológico, se acercó a la situación sociorreligiosa de los jóvenes españoles y cómo les afecta el fenómeno de las sectas; en segundo lugar, hizo un acercamiento teológico al concepto de Dios en el movimiento de la Nueva Era.

La relación sectas-jóvenes

Este miembro de la RIES comenzó su intervención cuestionando la temática: “¿sigue siendo válida la afirmación de que la juventud es un público ‘fácil’ para el proselitismo de las sectas? ¿Es razonable la preocupación de las familias por la posibilidad de que sus miembros más jóvenes puedan afiliarse a estos grupos?”. Echando la mirada atrás, explicó cómo surgió la preocupación por el fenómeno sectario en España en los años 80, y cómo en 1989 algunos estudios del Estado ofrecían la cifra de 70.000 jóvenes pertenecientes a sectas (casi la mitad de los adeptos).

Ya en aquella época “la Iglesia católica, en sus documentos sobre el tema, reflejó esta cierta alarma social vertiéndola a la preocupación pastoral”, y citó dos ejemplos importantes: el documento del Vaticano de 1986 sobre los desafíos de las sectas, y el documento que emitió la Conferencia Episcopal Española en 1989.

En su clase, Luis Santamaría afirmó que más allá del abordaje psicológico de la cuestión, y del estudio de la manipulación personal, “la búsqueda de sentido, el desamparo espiritual y la desorientación vital propios de tantos jóvenes y, en el fondo, de muchas sociedades contemporáneas, son elementos de los que no se puede prescindir”.

Cifras que hacen pensar

El estudioso hizo un resumen de los datos que han publicado instituciones como el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el European Values Study, los Sondeos Injuve y los informes Jóvenes españoles de la Fundación Santa María. Las cifras hablan de un importante descenso en la religiosidad juvenil, y se constatan, entre otros, estos fenómenos: “una evolución a la baja de la creencia en el Dios cristiano paralela a la disminución de la práctica religiosa, la creencia en la reencarnación por encima de la resurrección, la falta de identificación con lo religioso institucional, un desconocimiento y desconfianza ante las sectas parejo a un alto índice de credulidad, la vivencia de lo religioso y lo espiritual como algo individual y funcional, etc.”.

Santamaría subrayó el fuerte individualismo religioso, que, según su opinión, “si bien parece a primera vista que inmunizaría al joven ante el importante carácter grupal de las sectas, lo deja a merced de corrientes espirituales de cuño intimista y de lo más variopinto”. Además, fijó su atención en “la confianza que otorgan estos jóvenes tan poco religiosos al mundo de lo esotérico, fundamental en la nueva religiosidad”: horóscopos, astrología, mancias, sanación y comunicación con el más allá. Como afirma el sociólogo Juan González-Anleo, “el descenso en las creencias religiosas va habitualmente acompañado de un ascenso de las supersticiones”.

Causas de la entrada en sectas

A pesar de unos números ciertamente moderados, “la fascinación y el atractivo que ejercen las sectas sobre los jóvenes no han desaparecido”. Y en el contexto actual de crisis global, señaló el ponente, hay muchos “elementos que nos hablan de un déficit de humanidad que puede dar lugar a la búsqueda de las nuevas religiosidades como ofertas de cosmovisión y sentido alternativas”. Muchos jóvenes no han tenido una socialización religiosa, y por eso parten de cero, “configurando de forma autónoma su propia religiosidad”.

Santamaría señaló la situación actual de “metamorfosis de lo sagrado, pluralismo espiritual y bricolaje de creencias”, algo que ha sorprendido a los teóricos de la secularización que vaticinaban el fin de lo religioso en el mundo contemporáneo. Se ha llegado, por el contrario, “a la autonomía de las creencias, que se configuran de forma personal, sobre todo en los jóvenes, según los criterios propios, lo que lleva a una situación en la que priman el emotivismo, el sentido pragmático de lo espiritual, con un riesgo cierto de sincretismo doctrinal y ritual, y con unas consecuencias éticas determinadas”.

Para este miembro de la RIES, los factores o situaciones de la juventud que pueden aprovechar las sectas para acercarse a estas personas son los siguientes: las características propias de su edad y situación vital, algunos rasgos de personalidad determinados, las situaciones puntuales de crisis, la familia, la necesidad de trascendencia, la falta de cultura religiosa y el interés por lo oculto y lo misterioso.

Frente a este panorama, Santamaría indicó unas pistas prácticas, algunas necesidades que hay que suplir para afrontar el reto sectario: información concreta sobre el tema, formación religiosa, trabajo psicológico con uno mismo, centralidad de la familia, una sana laicidad y, por último, que lo religioso institucional se tome en serio el desafío que supone: “las Iglesias y confesiones religiosas deben atender a la población juvenil y fijarse especialmente en sus demandas espirituales, que incluyen no sólo el primado de la propia experiencia, lo emotivo, lo práctico y lo grupal, sino también la pregunta por el sentido de la vida en su vertiente más religiosa”. Puso un ejemplo muy concreto: la búsqueda de lo sobrenatural, que muchos jóvenes llevan a cabo en la nueva religiosidad, en el esoterismo, porque no encuentran que se aborde en su experiencia concreta de Iglesia.

1 comentario:

Reflexión Serena dijo...

Ponen en el mismo saco sectas en las que se han demostrado legalmente abusos de poder, sexuales, pederastia y de todo tipo de delitos con la gnosis? Es una verguenza, puesto que la gnosis está legalizada en los países donde se realizan actividades y además no hay sentencias que involucren a las instituciones gnósticas. Estos bulos los hace correr siempre la Iglesia Católica, que es a la única que le preocupa que una persona practique la gnosis y despierte su conciencia. Por qué será? El Papa ya dijo que había que exterminar a los gnósticos, palabras textuales. A qué tiene miedo? Por qué tanto odio y rechazo a la enseñanza gnostica si nunca ha hecho daño a nadie?
Mejor debería preocuparse la Iglesia por lo que pasa "dentro" que ver la paja en el ojo ajeno, y me refiero a toda la corrupción, los miles de casos de pederastia sin resolver y que siguen ocultandose y la homosexualidad tan extendida en todos los paises y en todos los niveles de la Iglesia. Al menos en la gnosis no hay homosexuales ni pederastas ni permitimos la fornicación de ningún tipo. Somos castos y luchamos incansablemente por eliminar nuestros defectos, unico camino hacia Dios.