"La formación en la propia fe, es quizás la mayor de las garantías para evitar la captación por parte de una secta o NMR[Nuevos Movimientos Religiosos]. Una formación a conciencia, en contenidos y profundidad, porque las sectas se aprovechan de la poca formación religiosa de las personas para confundirlas, engañarlas y así más fácilmente, captarlas. Las sectas o NMR también implican un desafío pedagógico. Los educadores en general, y los catequistas en especial, tienen mucho para aportar en este terreno".
Quien así decía era el experto en psicología y sectarismo, José María Baamonde (+ 2006), miembro de la RIES, en uno de sus artículos para la revista Arbil, en el año 2003, que volvemos a recoger hoy por su permanente actualidad. No obstante, lo que queremos traerles a ustedes hoy es un fragmento de dicho texto, que toma unas recomendaciones para educadores y catequistas recogidas por el también miembro de la RIES, el sacerdote chileno Juan Carlos Urrea Viera, doctor en Teología, psicólogo experto en ecumenismo, diálogo interreligioso y fenómeno sectario. Es también profesor del Instituto Teológico Pastoral para América Latina, así como autor de varios libros sobre estos temas, algunos de ellos publicados por el CELAM, del que es consultor en esta temática.
1.-Que exista una formación doctrinal renovada, metódica y permanente de los catequistas para poder desarrollar de una manera eficaz la tarea evangelizadora y educativa frente a un mundo que se renueva en forma continua y que requiere una formación permanente de todos los agentes pastorales.
2.-La necesidad de impartir cursos de capacitación sobre Ecumenismo, Diálogos Religiosos, sectas o NMR.
3.-Que exista una mayor preocupación de los padres como agentes activos y comprometidos con la educación de sus hijos en sus aspectos humanos y religiosos.
4.-Los párrocos deberían mantener un contacto permanente con los catequistas, para preocuparse de su atención espiritual y de su formación.
5.-Los métodos catequéticos deberán ser revisados y capaces de entregar el mensaje de Jesucristo y de la Iglesia a los alumnos en forma fidedigna, vivencial y atractiva.
6.-Complementar y renovar los programas de Catequesis, con unidades que aborden la problemática de las sectas o NMR.
7.-Que los contenidos de la asignatura de Catequesis sean integradores de todas las asignaturas, para evitar confusiones por presentación, muchas veces parcial, de la verdad de nuestra fe.
8.-La necesidad de fundamentar de una manera permanente las clases de catequesis en un conocimiento integral de las Sagradas Escrituras.
9.-El catequista debe preocuparse de desarrollar en los catecúmenos (y en sus alumnos si se trata del ámbito colegial), el sentido comunitario y de pertenencia a la Iglesia.
10.-La función docente ha de desarrollarse dentro de la perspectiva de los valores evangélicos, a través de un testimonio claro y fidedigno frente a la comunidad escolar.
11.-Necesidad de unidad entre la labor parroquial y la actividad docente del profesor de catequesis.
Fuente: Arbil
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