miércoles, 18 de agosto de 2010

Escuela Tántrica Sivaíta: testimonios

Completamos la información publicada anteriormente (denuncia y datos añadidos) con más documentación de interés sobre la Escuela Tántrica Sivaíta, que ha publicitado recientemetne en España actividades de promoción del consumo de ayahuasca y del sexo “tántrico” con menores.

Testimonio crítico de un ex-adepto

La Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) hizo público en 2008 el testimonio de un antiguo miembro de la Escuela Tántrica Sivaíta, que prefiere no identificarse, y que ha señalado que “su gurú es un estafador de poca monta, que se dedica a estafar por internet, y tiene montada una empresa, según él sin ánimo de lucro, pero que le genera muchos beneficios”.

Además, al referirse al líder sectario, el valenciano ahora autodenominado Swami Kurmarajadasa, afirma que “es un gran manipulador emocional, se aprovecha de gente que está en muy baja forma a nivel moral y emocional, los exprime hasta sacarle el último céntimo de euro y luego desaparece”.

De hecho, según este ex-adepto, el grupo ha cambiado de nombre en diversas ocasiones, pues en cada época aparece en sus páginas de Internet con distintas denominaciones: Shaktismo, la web de Kurmarajadasa, Escuela Tántrica Sivaíta de Madrid, etc.

Después de haber pasado cuatro años en la secta, alude con mucha dureza a su funcionamiento económico, basado en la recaudación a través de los cursos y actividades: “ofrece cursos que no llega a impartir, cobrar hasta mil euros por cursos”, y por ello concluye sus declaraciones indicando que el líder del movimiento “en una palabra, va de maestro, y es sólo un hipócrita”.


Los datos del gurú

Según señalaba el propio líder del grupo, Swami Kurmarajadasa es monje, filósofo y vedanta sivaíta, además de investigador y escritor. Nacido en Valencia, es discípulo de la Maestra Agnisambhava de Darjeeling. Desde al año 2002 da clases de yoga y filosofía hindú.

Después se ha dedicado a hacer cursos intensivos de iniciación y de formación de profesores, en España, y sólo intensivos de iniciación, en Iberoamérica. Asimismo, ha impartido clases de Yoga y Meditación en la provincia de Sikkim, en India. A principios de 2005 creó la Escuela Tántrica Sivaíta en Madrid, donde intenta transmitir lo más fielmente posible las enseñanzas Sivaítas.


Un testimonio de trance por ayahuasca

La Escuela Tantra Sivaíta anuncia de manera habitual cursos de tantra (yoga sexual) y “viajes” mediante alucinógenos como la ayahuasca. Los suele impartir Swami Kurmarajadasa y a veces Maha Devi Dyumani. Bien, entresaquemos para ustedes algunos párrafos de la experiencia de Dyumani en uno de estos recientes encuentros, tal y como podemos leer en su propia página:


Es la sexta vez que tomo Ayahuasca. Mis experiencias se van aclarando cada vez que me alejo del cuerpo, y de los síntomas físicos, y me entrego más al espíritu y la sabiduría de la planta. Con cada viaje me parece que se expande mi atención y mi percepción de las cosas, y me siento alerta. Una súbita sacudida en todo el cuerpo, y una fuerte presión en el pecho que me asustó mucho al principio: la esencia de la Ayahuasca puede ser fragante como un perfume y aguda como un veneno que te aprieta el corazón como si fuera a escurrir la sangre entre sus dedos nudosos.

Me relajo, y es curioso cómo poco a poco se va acercando de nuevo, cómo vuelve a entrar en mí, ascendiendo desde mis pies como una dulce muerte que me va dejando helada e inmóvil. Mi cuerpo no debe intervenir en estos asuntos, sólo es un viaje del espíritu, me dice la planta. Ahora me dejo ir, fluyo, me entrego, y una sensación de plenitud y de bienestar me llena por completo. Mi atención se abre, como la gigantesca escotilla de un submarino, y comienzo a salir de mis profundidades, liberada de los límites de mi coraza.

Siento una profunda excitación, pero no es excitación en sí, estoy tranquila y mis pulsaciones se han ralentizado tanto que apenas siento mis latidos. Con los ojos cerrados y dentro de mí misma, puedo sentir cada movimiento, cada sonido, cada vibración de la energía que me rodea. Estoy tan genial que no puedo evitar reírme a carcajadas. Y aunque parece que no voy a poder mover ni un sólo músculo de mi cara, la risa me sale en suaves borbotones limpios, lentos, burbujeantes como el agua de un manantial.

Abro los ojos, en derredor el bosque está tranquilo y no tranquilo, silencioso y bullente, oscuro y brillante, todo al mismo tiempo. Me parece que los enormes árboles sobre mí se comunican conmigo. Un árbol es un guerrero, otro es un rey que está unido a su reina desde el comienzo de los tiempos. De pronto, se muestran ante mis ojos las guías ocultas de la naturaleza esencial de las cosas. ¡Todo tiene tanta vida, todo es tan hermoso, tan luminoso y hay tanta paz, que de mis ojos comienzan a brotan a borbotones lágrimas y risas de felicidad, limpias como el agua de un manantial! No puedo parar de reír y jamás me he reído con tanta consciencia.

Súbitamente, un sonoro aleteo me devuelve al campamento improvisado. Allí, bajo el exuberante y carnoso palacio viviente, Kurma, agita, afanosamente, las brasas de la hoguera con un improvisado cartón. Al mirar a Kurma, una clara comprensión de su esencia y un inmenso amor por él me hacen volver a reír a carcajadas, y le pregunto si se ha dado cuenta de lo bonito que está el bosque esta noche. Está tan concentrado en su labor de hombre del fuego que es uno con el Todo.

El humo blanco que emerge de las llamas hace sinuosas ondas que se elevan, pero en mi campo de visión aparece, como un enano gordito y juguetón, el no-humo. Es la visión más evidente que he tenido nunca del yin-yang. De pronto lo comprendo de una forma práctica y contundente: no hay humo sin no-humo, ni luz sin oscuridad porque todo es luz, y la no-luz es la oscuridad. Y ese enano gordito y contumaz que se mete en mi campo de visión me cuenta que la oscuridad es la base de la luz y de todo.

La visión de la oscuridad me hace entrar en mí misma, y comienza un viaje a mis profundidades: se muestran a mi consciencia las muchas malas tendencias que todavía poseo, las muletillas que me impiden actuar con consciencia y ser quien soy en realidad, sin excusas, sin miedos ni vergüenzas. Ahora llueve. Me siento helecho enraizada al suelo, pasiva, entregada, como un vegetal. Y sobre mi rostro impasible y vuelto hacia el cielo, estallan gotas cada vez más abundantes y más rápidas, pero sigo inmóvil como una planta. Soy un vegetal.

Poco a poco el amanecer comienza. Mi cuerpo dolorido y entumecido también se revuelve en el saco. Un escalofrío me sacude enteramente y tirito. Tengo un frío mortal. ¡Me duele todo y tengo náuseas! Y en silencio, vomito amargamente, sobre la tierra mojada, los restos de ayahuasca fermentados en mi estómago. Polvo eres y en polvo te convertirás”.

No hay comentarios: