jueves, 9 de julio de 2009

Mara Martinoli explica las cualidades de los líderes sectarios


La estudiosa Mara Martinoli, responsable de la Asesoría para Grupodependientes (APG) de La Plata, en Argentina, nos remite un nuevo artículo, que ha titulado “Las ‘cualidades’ de los líderes sectarios”. Lo reproducimos a continuación.

Los líderes de las sectas comparten como denominador común, aspectos que los identifica: son constantes en la ambición desmedida (audacia malentendida), enfrentan todo tipo de riesgos (más allá del éxito o del fracaso, del bien y del mal) y están dispuestos a usurpar cualidades. Puede dominar un aspecto sobre otro, pero siempre se retroalimentan. Sus rasgos de personalidad están presentes en cualquier sujeto, pero los diferencia su trabajo duro para opacar aquello que todo individuo debiera perfeccionar, y ajustar finamente cuanto, quienes buscan su verdadero crecimiento personal, intentan debilitar.

Competitivos ante otros líderes para demostrar el liderazgo particular, poseen rasgos que disimulan hábilmente para opacar la especulación de su existencia y ser idealizados. Las formas de actuar son diferentes: algunos se muestran ingenuos, en reposo aparente, pero agazapados en espera; otros son cooperativos, siempre atentos al aparente servicio como medio para “ayudarse a sí mismos”.

Ensalzando su “yo soy”, podrán parecer estupendos, pacifistas, triunfadores, idealistas, protectores, persuasivos, sensibles, voluntariosos, sociables, luchadores, entusiastas, altruistas, tolerantes y receptivos. El tiempo demostrará que en realidad fueron indignos, deshonestos, controladores, oportunistas, egoístas, autoritarios y mentirosos. Y hasta pueden mostrarse agresivos, agresores nunca agredidos. Quienes no quieran o no puedan observar las cualidades reales, llegarán a ser estériles por omisión.

¿Nacemos dotados de las “cualidades” que los líderes sectarios desarrollan tan hábilmente? Si la Naturaleza nos ofreciera el don de la música, no podríamos desarrollarlo completamente si no aprenderíamos ritmos, lectura de partituras, armonía y composición. Y si luego de aprender a interpretarla, no tuviéramos auditorio ¿Podríamos demostrar y compartir nuestro don? Solo los profesores, los críticos, la prensa, las editoriales nos reconocerían y legitimarían como “músicos”. No es líder natural quien requiere ser elogiado como prodigioso para aquietar su oscuro genio; ni quien pasa a ser propietario de la libertad ajena transferida (voluntaria o involuntariamente).

Los líderes de sectas representan la imagen de “movimientos de opinión”, (inyección de falsas ideologías), síntomas y síndromes sustentados, auspiciados, promovidos y en ocasiones hasta tutelados (generan y trasmiten simples apreciaciones). ¿Puede una opinión instaurarse para encontrar respuestas? Si un individuo desea profundamente encontrar el sentido que no descubrió, con el transcurso del tiempo, la opinión sin fundamento, se hará doblemente invisible: el líder la custodiará para persuadir conciencias inquietas y el individuo la esconderá dentro de su propia dependencia.

Los líderes sectarios se legitiman dentro de un contexto socio cultural, adquieren relevancia en un modelo donde las reglas no tienen patrón, donde el rasgo individual que asombra es la “novedad” (aceptada, defendida o rechazada), donde la dedicación “full time” del líder no es una casualidad, porque surgió en el lugar indicado y en el tiempo oportuno para alcanzar los objetivos.

Promueven simpatías y antipatías, seleccionando los más simpáticos para reclutar más antipáticos (que generarán subgrupos del grupo). Éstos se escogen generalmente del mismo contexto, de la misma comunidad; si el nivel socio-económico es bajo, quien quiera ejercer el liderazgo se comportará inicialmente igual, para ordenar a futuro las expresiones de la propiedad común, de la “marca registrada” del líder.

¿Nos identificarán futuras generaciones como individuos carentes de información sobre la forma de conservar nuestra identidad, ante movimientos de opinión que prometieron marcar la historia de la humanidad? ¿Permitiremos que se continúe aturdiendo la individualidad, al impedir desempolvar del corazón aquello que está por encima de toda opinión? ¿Quiénes defenderán nuestra ausencia histórica, marcándonos como generaciones que vieron a sus semejantes sumergirse en la dependencia a insignificantes opiniones?

Poco sabemos de las variables que se tienen en cuenta para que la instauración de un nuevo líder sectario pueda considerarse “positiva”. Pero bien sabemos que en nuestros días, todos los ámbitos resultan propicios para ello. Estos ¿líderes? sectarios surgen como un recurso para contrarrestar la “uniformidad”; avalando el liderazgo, los seguidores llegan a endosar el uniforme.

Fuente: Info-RIES nº 140 (6/07/09).

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