Una Asociación neo-templaria, de corte esotérico, demandó a Benedicto XVI para la restitución de la Orden de los Caballeros Templarios. Para un acercamiento más detallado al caso, el experto de la RIES Vicente Jara, responsable del programa radiofónico “Conoce las sectas”, ha escrito este artículo.
Los Templarios, la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, que era su nombre oficial, ha sido una de las órdenes militares más famosas, tanto durante su historia, acaecida entre 1119 y 1314 como en épocas sucesivas. La finalidad de dicha Orden era la protección de los peregrinos que iban a Jerusalén. La buena formación militar y cristiana, así como económico-financiera, los convirtieron en una de las formaciones militares más activas y preparadas de su época, al tiempo que impulsaron las técnicas bancarias y bajo su dominio se construyeron numerosas fortificaciones e iglesias.
Historia del Temple
Felipe IV de Francia, envidioso de la riqueza y la buena gestión de los Templarios al tiempo que endeudado con ellos, y queriendo concentrar sobre sí todo el poder en su territorio, usó de ciertos rumores contra ellos ligados a prácticas sodomitas, heréticas, sacrílegas y blasfemas para presionar e intimidar al Papa Clemente V para que los suprimiera, lo que finalmente hizo, para así evitar un mayor conflicto eclesial, presumiblemente un cisma con la iglesia francesa. Así, en el año 1307 muchos de ellos fueron arrestados en una gran operación policial en toda Francia, torturados para que confesaran según el agrado del rey francés (declaraciones de las que luego se desmarcarían, renegando de ellas) y quemados muchos de ellos en la hoguera, como le ocurrió al último Gran Maestre, Jacques de Molay.
No olvidemos que el Papa Clemente V fue propuesto al Cónclave tras las disputas entre los cardenales franceses e italianos, siendo el rey francés quien eligiendo a un miembro no purpurado zanjó la cuestión, siendo coronado no en Italia, sino en Francia ante la presencia real. Clemente V fue un instrumento bajo el cetro de Felipe IV a quien debía su silla, lo que llevó a que entre sus decisiones estuviera el nombrar a nueve cardenales franceses próximos al rey, anular dos bulas de Bonifacio VIII que eran contrarias a su persona, el traslado de la sede papal a Avignon, o la manipulación del proceso contra la Orden de los Templarios. Demasiado hizo Clemente V para no manchar a toda la Orden de caballería y disolverla al tiempo que impedía un cisma ante el nacimiento de un Estado centralizado y absolutista, incipientemente galicanista.
Las acciones de encarcelamiento, investigación y tortura a las que el rey francés sometió a la Orden militar, que dependía directamente del Papa, era ilegal por la intromisión de la jurisdicción civil en el fuero papal, lo que llevó a que Clemente V protestará severamente anulándose el juicio, aunque las acusaciones se mantuvieron y fueron la base de los sucesivos procesos. En el Concilio de Vienne, en el año 1311, y tras aceptarse algunos casos particulares de culpabilidad por algunos miembros, no se culpabilizó de ninguna forma a toda la Orden de los Templarios, decretándose su disolución, y nunca por condena ni sentencia penal, sino por un Decreto Apostólico con la bula "Vox in Excelso" (1312).
Los Templarios, siempre ya unidos en la historia por su poder, su valor, y su amargo final, han sido objeto de toda clase de especulaciones sin base, como la que dice que estando en Jerusalén encontraron el Arca de la Alianza y el Santo Grial, siendo hoy en día custodios en secreto de las mismas, o que tenían contacto con el catarismo, incluso siendo profesos de esta herejía en secreto. Otras leyendas hablan de su riqueza inmensa, aunque ciertamente en todos los países de Europa, tras disolverse la Orden, sus bienes pasaron a otras órdenes militares, como los Hospitalarios o los Teutónicos, incluidos sus miembros, o bien se crearon órdenes militares nuevas para ellos, como Calatrava o Alcántara. Sí es cierto que las riquezas templarias en Francia pasaron al rey frances, pues se tiene constancia de un aumento de moneda de plata justo en esta época con el consiguiente reflote económico del país.
Los templarios y la Iglesia en la actualidad
En los años 80 el siglo XX la Santa Sede realizaba un listado de grupos que se consideraban templarios por cuanto sucesores de los originales, y resultaron ser más de 400. Entre estos grupos hay agrupaciones esotéricas o alquimistas sin base histórica, otras son sectas, como la Orden del Templo Solar, algunas actúan como ONGs, y algunas son de corte masónico, no pudiendo ninguna probar su continuidad con la desaparecida en el 1314, pues dicha prueba no existe tras la disolución del siglo XIV, y reservándose el Papa su restitución.
La “Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo”, uno de estos muchos grupos supuestamente templarios, de corte esotérico y alquimista, y por lo tanto con ausencia de la comunión necesaria con la fe católica, ha presentado una demanda contra el Papa Benedicto XVI, como sucesor de Clemente V. La ha interpuesto en los Juzgados de Madrid por vía de la Nunciatura Apostólica en España, pidiendo que restituya esta agrupación de caballeros tras la revisión del proceso, y aunque no piden recuperar los bienes quieren que se les reconozca la expropiación, expropiación en todos los bienes, no sólo los franceses, sino en toda Europa.
En sus palabras: "No pretendemos en ningún caso producir la quiebra económica de la Iglesia Romana", añade el escrito, "sino que el tribunal pueda hacerse una idea de la magnitud de la operación tramada contra nuestra Orden". Lo absurdo de dicha petición, creemos, es que Benedicto XVI puede restituir o no dicha Orden, pero no tiene sentido que lo haga baja una demanda en un Juzgado de Madrid por un grupo que en nada son sucesores de dicha Orden, y que en apenas nada son católicos. Igualmente es absurdo pedir el reconocimiento de dicha expropiación a la Iglesia, que como pudo se zafó del envidioso y codicioso rey francés Felipe IV "el hermoso", y quien fue quien expropió el dinero de los Templarios franceses, nunca la Iglesia, y nunca el dinero y riquezas templarias en otros países, como ya hemos comentado.
¿Por qué no se presenta dicha petición en un Juzgado de París y contra el presidente de la República Francesa o su primer ministro, o quizás contra algún posible sucesor de la extinta dinastía de los Capeto, a la que pertenecía Felipe IV? La demanda presentada ha acabado sin ser considerada –aunque ha sido apelada- por no ser competencia de dicha jurisdicción madrileña en un asunto de historiadores, por otra parte tan lejano en el pasado, lo que de prescripción supone, y ser en todo caso de jurisdicción religiosa. En definitiva, un absurdo legal e histórico, y como siempre pretendiendo obtener notoriedad a costa de la Iglesia Católica.
Fuente: Info-RIES nº 102 (15/10/08).
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