Según explica B. Lledó, los expertos alertan de que estos grupos se aprovechan de la crisis para captar a las personas más vulnerables.
Susana estudiaba una carrera universitaria cuando vio un cartel por la calle que captó su atención. Era un curso de una semana donde le enseñaban a meditar. Pensó que le iría bien para concentrarse en los estudios. Ese fue el trampolín a un sinfín de conferencias y reuniones en las que el gancho era alcanzar una experiencia llena de paz y felicidad a su alcance. Casi sin darse cuenta esta secta se convirtió en el eje de su vida. «Ocho años después logré desvincularme de ellos. Me prometían un mundo mejor a cambio de sacrificar mi identidad. Acabé destrozada física y psicológicamente», revela esta joven de Valencia.
La secta internacional que atrapó a esta exadepta es una de las que en la actualidad está bajo el punto de mira de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. A ellas se suman otro medio centenar de grupos autóctonos que han ido proliferando desde hace décadas. Según fuentes policiales, los agentes siguen de cerca la actuación de cinco grupos mundiales que operan en la Comunitat. «No se trata de organizaciones estructurales como tal sino más bien de grupos pequeños o personas que intentan captar a la gente bajo esas filosofías», explican fuentes policiales.
La crisis económica se convierte en un caldo de cultivo para la aparición de estas sectas. Y buscan a las personas más vulnerables. «Estas situaciones afianzan su presencia», confirma el presidente de la asociación de víctimas de grupos manipuladores RedUne, Juantxo Domínguez. También se pronuncia en los mismos términos el sacerdote Juan José Gallego, actual exorcista de la diócesis de Barcelona y gran conocedor de las sectas en la época en que estuvo en la Comunitat. «Está claro que en estos tiempos difíciles cobran fuerza, sobre todo las satánicas».
La Policía sabe cómo actúan estas pequeñas estructuras y quién está detrás de ellas. Les vigilan de cerca. «Consiguen llamar la atención de las personas más necesitadas a través de la meditación, los valores, éticos, el ‘yo’ o la relajación», afirman fuentes policiales. Lo que comienzan siendo actividades gratuitas puntuales, pasan a ser conferencias semanales bajo la apariencia de actos culturales o filosóficos y acaban atrapando a la persona y negando su identidad.
La red de la que quedó embaucada Susana era «absolutamente piramidal», cuenta. «Había que obedecer ciegamente a los líderes porque eso implicaba cumplir los deseos de Dios. Llega un momento en el que casi no eres consciente de las necesidades corporales». Su familia trataba de abrirle los ojos. Ella sólo respondía que no se metieran en su vida. Acabó dejando su propia casa y se trasladó a una vivienda de la propia secta, donde además se impartían los cursos. «Ellos me hacían sentir que eran mi verdadera familia», admite. Dentro del grupo se hacía creer que el mundo iba a acabarse muy pronto y que la única forma de no sufrir era permanecer unidos. «Al final me di cuenta de que estaban limitando mi capacidad de decisión y de que me habían robado la libertad». Su coherencia innata le ayudaron a salir de aquel callejón sin salida. Hoy asegura, orgullosa de haber salido adelante, que ha aprendido mucho de aquello.
De entre las cinco sectas bajo sospecha, hay una especialmente implantada en la Comunitat. Tiene su origen en Sudamérica y en España actúa bajo la apariencia de asociación cultural. Ofrecen cursos relacionados con la egiptología y buscan el reclutamiento de jóvenes idealistas «que entreguen totalmente su ser». Su jerarquía es estricta y tiene semejanza con el militarismo. Da «una imagen acogedora sin dejar de llamar a la gente para cambiar sus vidas», tal y como constata la Policía.
Desde la entidad Atención e Investigación de Socioadicciones (AIS), afirman que lo que caracteriza «a una secta son unos procedimientos encaminados a fomentar la devoción y dedicación ciega entre sus miembros hacia una ideología específica y hacia el líder. Para ello, tienden a desplegar procedimientos de influencia coercitiva y se encaminan a controlar varios aspectos de la vida de sus seguidores».
Las claves
Perfil. Los miembros no responden a un mismo patrón. Las sectas seducen al desplegar un atractivo programa. En tiempos de crisis su mensaje sí llega más a las personas desesperadas.
Apariencia. Se presentan de formas muy varidas. Desde asociaciones culturales y grupos científicos, hasta religiosos, filosóficos y de crecimiento personal.
Cifras. Se estima que en la Comunitat actúan más de 50.
Fuente: Las Provincias
No hay comentarios:
Publicar un comentario