Publicamos a continuación un nuevo artículo de Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), publicado en la revista religiosa En Acción Digital.
No gana uno para sustos. Había dejado en el baúl de los recuerdos (o en su equivalente virtual en el ordenador) un curioso programa de actividad “católica” para el verano que ha quedado atrás, ocupado como estaba en los menesteres de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. No es nada del otro mundo, pensé yo. Y en la víspera de esa fecha tan redonda del 11/11/11 me ha venido a la memoria por otra cosa que he encontrado.
Y empiezo por la última: mañana se celebrará en una ciudad española una “Gran Fiesta Cósmica. Portal 11:11. El Detonador de la Memoria”. Debajo de una ilustración galáctica, se aclara un poco más el tema para los lectores estupefactos: “El 11 de enero de 1992 tuvo lugar la Gran Activación Planetaria llamada el Portal 11:11, y se cerrará el 11 de Noviembre de 2011. Por este motivo durante esta fecha, en todo el planeta, se realizarán Movimientos, Encuentros Unificados y Meditaciones Mundiales”. Uno de estos encuentros, como digo, tendrá lugar en una ciudad de nuestro país. Hasta aquí, nada extraño, acostumbrados como estamos a las variadas ofertas de las nuevas espiritualidades, algunas de las cuales aprovechan estas fechas simbólicas y atrayentes para sus celebraciones.
Lo más sorprendente aparece después de leer el programa de la actividad, y es precisamente el lugar donde se realizará este evento de trascendencia cósmica: la Casa de Ejercicios Espirituales de la localidad. Sin más apellidos, se puede suponer bien que se trata de la Casa Diocesana de Ejercicios. No digo cuál es la ciudad –aunque gracias a Internet es tremendamente fácil de localizar– porque mi propósito es dar el salto de lo anecdótico de este acto a una llamada de atención sobre un problema serio que, lamentablemente, se repite mucho en tantos y tantos lugares católicos que, estando llamados a ofrecer un espacio de espiritualidad centrada en Cristo y en la fe de la Iglesia, prestan su espacio y su nombre a actividades cuanto menos dudosamente compatibles con el cristianismo (y con una religiosidad seria, sea o no cristiana).
No me resisto a entrar un poco más en lo que tiene previsto celebrarse en esa Casa de Ejercicios católica, a unas pocas horas de su inicio. A los profanos se nos explica en la web de la asociación organizadora (en la órbita esotérica de la Nueva Era) que a mucha gente se le han “aparecido” estas cifras repetidas, por ejemplo en los relojes digitales. Por otra parte, creo que no descubren nada nuevo, ya que es obvio que a todo el mundo que tenga un reloj de este tipo, una o dos veces al día puede ver la hora 11:11. Como tantas otras, miles y miles. Que esta es más llamativa, lo saben bien los niños. Pero no pasa de ser una curiosidad para mentes infantiles. Pues bien, dando un paso, nuestros amigos nuevaeristas dicen que “El 11:11 es un Portal Cósmico, el puente de transición energética entre los niveles de Conciencia de la dualidad y la Unidad, es tu llamado al Despertar a la Memoria y a nuestra Verdad Universal”. Éste es el meollo de la cuestión, por lo que se ve.
Cuando aparece el número 11:11 parece que se reactiva nuestra “memoria celular”, y entonces “se abre un canal directo entre lo invisible y tú”. Ante esta información ciertamente misteriosa, no sabemos si se trata de una revelación divina del Todopoderoso o de una conexión mediúmnica con un espíritu errante, pero la cosa es que se sintoniza con algo superior. De hecho, “la aparición del 11:11 es también una importante confirmación de que estamos en el camino correcto, alineados con nuestra verdad más elevada”. Lo siguiente es un discurso sobre los portales cósmicos, la energía galáctica, la apertura de la conciencia, etc. Abriendo esos portales cósmicos, se produce la “Ascensión del Planeta”, y progresivamente “recuperaremos nuestra Libertad Personal, nuestra Verdad Personal, nuestra Realidad Personal y nuestra Integridad del Ser Personal”.
Este proceso de transformación espiritual interior tiene su correlato cósmico –y milenarista, diría yo– de evolución, y “por eso el año 2011 es un año muy importante de Reconexión Interior en nuestra graduación como seres galácticos, ya que hemos superado el Ciclo Galáctico de aproximadamente 26.000 años, para iniciar el nuevo Ciclo Ascendente. Nuestro planeta ha iniciado definitivamente su Ascensión, ya hemos tomado el camino del conocimiento, el sendero de la Luz”. El lenguaje alcanza cimas panteístas o, al menos, divinizadoras del ser humano –como es lógico en la Nueva Era– al afirmar: “ahora es el Tiempo para la Reconexión Interior. Reconexión con tu propósito verdadero, la Misión de tu Alma. Reconexión con la Verdad de tu Ser Divino. Reconexión con todo el Universo”.
Si todo esto es la motivación, uno puede imaginarse el contenido del encuentro: meditaciones guiadas para el Portal 11:11, meditación con “Música Akáshica de Reconexión Eywa” (en resumen, una melodía que nos reconecta con nuestra Esencia Divina escuchando a Eywa, que es la Memoria Universal), sesiones de reiki, sesiones de sanación a la Tierra, bailes de la luz, mandalas, etc. Para esto hay que ir equipado con varias cosas, entre las que destacan un Diario de Informes Akashicos, una vela blanca y violeta y un cristal de cuarzo blanco (“limpiado un día antes al sol, para programarlo y alinearlo durante el encuentro”). Las ponencias no hace falta que se detallen, pues van en esta línea, y los encargados de pronunciarlas exhiben en sus curricula “disciplinas” tales como la Maestría de Reiki en sus diversas modalidades, la Pedagogía Holística y Niños de la Nueva Era, Magnified Healing, Terapia Regresiva, Yoga, Ufología, Homeopatía y un largo catálogo.
Del desarrollo del encuentro sí quiero destacar una cosa, que me parece bastante grave. Las comidas tendrán lugar en el comedor de la Casa de Ejercicios, como es natural. ¿Las ponencias? No se detalla. Lo que sí aparece señalado es el momento final del evento, la “Meditación Mundial 11:11: Grupo de Observadores Silenciosos”, que será en la Capilla del centro católico, “para aquellos que se encuentren alojados en el albergue o deseen acercarse hasta allí para participar con nosotros y experimentar el fluir de la energía”. Y me pregunto: ¿una capilla es un espacio adecuado para esta actividad? Y me respondo automáticamente: no, de ninguna manera. Sobra explicar aquí las razones.
Un local diocesano de espiritualidad va a servir para esto. Lamentable, se mire desde donde se mire. ¿Por qué se les han abierto las puertas? No se puede alegar desconocimiento, porque todo lo que he traído aquí es información pública. Los centros católicos, tanto diocesanos como pertenecientes a institutos religiosos, siguen siendo parasitados por sectas y grupos de la órbita de la Nueva Era, con lo que supone de confusión, de difusión de “cosas raras” y de legitimación de los propios movimientos. La Iglesia católica ha hablado con claridad sobre este tema, tanto a nivel universal (con la “Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana” de 1989) como a nivel particular (dos ejemplos son la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, con un documento doctrinal sobre el reiki, o la Archidiócesis de Burgos, con unos criterios para la aceptación de grupos en los centros de espiritualidad).
Y, para terminar, la actividad del verano. No sé si a algunos el calor estival les induce a la confusión, o los priva de la capacidad de discernimiento. El caso no fue la ocupación de una casa de espiritualidad por parte de un grupo o corriente de la Nueva Era, sino un movimiento católico laical de cobertura nacional que organizó una actividad titulada “Ejercicios espirituales y salud integral bajo la guía de Ignacio de Loyola y con técnicas múltiples”. Si el título es confuso, es porque responde totalmente al contenido. Baste con decir que la jornada de estos ejercicios no se iniciaba con Laudes ni nada semejante, sino con un “Encuentro de los hermanos y comunión integral” que consistía, tras el “saludo y adoración a Dios”, en un momento de “yoga, chacras, ráfagas de amor…”. En el horario vespertino podían verse talleres de reiki, chacras, biomagnética, integración personal, etc. ¿Quién lo dirigía? Un sacerdote diocesano español, responsable nacional de este movimiento católico.
Creo que esto es un paso más allá de lo que he comentado anteriormente. No sólo “los dejamos entrar”, sino que ya los propios sacerdotes y agentes de pastoral ofrecemos estas actividades. Me parece preocupante, muy preocupante.
Fuente: En Acción Digital
No gana uno para sustos. Había dejado en el baúl de los recuerdos (o en su equivalente virtual en el ordenador) un curioso programa de actividad “católica” para el verano que ha quedado atrás, ocupado como estaba en los menesteres de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. No es nada del otro mundo, pensé yo. Y en la víspera de esa fecha tan redonda del 11/11/11 me ha venido a la memoria por otra cosa que he encontrado.
Y empiezo por la última: mañana se celebrará en una ciudad española una “Gran Fiesta Cósmica. Portal 11:11. El Detonador de la Memoria”. Debajo de una ilustración galáctica, se aclara un poco más el tema para los lectores estupefactos: “El 11 de enero de 1992 tuvo lugar la Gran Activación Planetaria llamada el Portal 11:11, y se cerrará el 11 de Noviembre de 2011. Por este motivo durante esta fecha, en todo el planeta, se realizarán Movimientos, Encuentros Unificados y Meditaciones Mundiales”. Uno de estos encuentros, como digo, tendrá lugar en una ciudad de nuestro país. Hasta aquí, nada extraño, acostumbrados como estamos a las variadas ofertas de las nuevas espiritualidades, algunas de las cuales aprovechan estas fechas simbólicas y atrayentes para sus celebraciones.
Lo más sorprendente aparece después de leer el programa de la actividad, y es precisamente el lugar donde se realizará este evento de trascendencia cósmica: la Casa de Ejercicios Espirituales de la localidad. Sin más apellidos, se puede suponer bien que se trata de la Casa Diocesana de Ejercicios. No digo cuál es la ciudad –aunque gracias a Internet es tremendamente fácil de localizar– porque mi propósito es dar el salto de lo anecdótico de este acto a una llamada de atención sobre un problema serio que, lamentablemente, se repite mucho en tantos y tantos lugares católicos que, estando llamados a ofrecer un espacio de espiritualidad centrada en Cristo y en la fe de la Iglesia, prestan su espacio y su nombre a actividades cuanto menos dudosamente compatibles con el cristianismo (y con una religiosidad seria, sea o no cristiana).
No me resisto a entrar un poco más en lo que tiene previsto celebrarse en esa Casa de Ejercicios católica, a unas pocas horas de su inicio. A los profanos se nos explica en la web de la asociación organizadora (en la órbita esotérica de la Nueva Era) que a mucha gente se le han “aparecido” estas cifras repetidas, por ejemplo en los relojes digitales. Por otra parte, creo que no descubren nada nuevo, ya que es obvio que a todo el mundo que tenga un reloj de este tipo, una o dos veces al día puede ver la hora 11:11. Como tantas otras, miles y miles. Que esta es más llamativa, lo saben bien los niños. Pero no pasa de ser una curiosidad para mentes infantiles. Pues bien, dando un paso, nuestros amigos nuevaeristas dicen que “El 11:11 es un Portal Cósmico, el puente de transición energética entre los niveles de Conciencia de la dualidad y la Unidad, es tu llamado al Despertar a la Memoria y a nuestra Verdad Universal”. Éste es el meollo de la cuestión, por lo que se ve.
Cuando aparece el número 11:11 parece que se reactiva nuestra “memoria celular”, y entonces “se abre un canal directo entre lo invisible y tú”. Ante esta información ciertamente misteriosa, no sabemos si se trata de una revelación divina del Todopoderoso o de una conexión mediúmnica con un espíritu errante, pero la cosa es que se sintoniza con algo superior. De hecho, “la aparición del 11:11 es también una importante confirmación de que estamos en el camino correcto, alineados con nuestra verdad más elevada”. Lo siguiente es un discurso sobre los portales cósmicos, la energía galáctica, la apertura de la conciencia, etc. Abriendo esos portales cósmicos, se produce la “Ascensión del Planeta”, y progresivamente “recuperaremos nuestra Libertad Personal, nuestra Verdad Personal, nuestra Realidad Personal y nuestra Integridad del Ser Personal”.
Este proceso de transformación espiritual interior tiene su correlato cósmico –y milenarista, diría yo– de evolución, y “por eso el año 2011 es un año muy importante de Reconexión Interior en nuestra graduación como seres galácticos, ya que hemos superado el Ciclo Galáctico de aproximadamente 26.000 años, para iniciar el nuevo Ciclo Ascendente. Nuestro planeta ha iniciado definitivamente su Ascensión, ya hemos tomado el camino del conocimiento, el sendero de la Luz”. El lenguaje alcanza cimas panteístas o, al menos, divinizadoras del ser humano –como es lógico en la Nueva Era– al afirmar: “ahora es el Tiempo para la Reconexión Interior. Reconexión con tu propósito verdadero, la Misión de tu Alma. Reconexión con la Verdad de tu Ser Divino. Reconexión con todo el Universo”.
Si todo esto es la motivación, uno puede imaginarse el contenido del encuentro: meditaciones guiadas para el Portal 11:11, meditación con “Música Akáshica de Reconexión Eywa” (en resumen, una melodía que nos reconecta con nuestra Esencia Divina escuchando a Eywa, que es la Memoria Universal), sesiones de reiki, sesiones de sanación a la Tierra, bailes de la luz, mandalas, etc. Para esto hay que ir equipado con varias cosas, entre las que destacan un Diario de Informes Akashicos, una vela blanca y violeta y un cristal de cuarzo blanco (“limpiado un día antes al sol, para programarlo y alinearlo durante el encuentro”). Las ponencias no hace falta que se detallen, pues van en esta línea, y los encargados de pronunciarlas exhiben en sus curricula “disciplinas” tales como la Maestría de Reiki en sus diversas modalidades, la Pedagogía Holística y Niños de la Nueva Era, Magnified Healing, Terapia Regresiva, Yoga, Ufología, Homeopatía y un largo catálogo.
Del desarrollo del encuentro sí quiero destacar una cosa, que me parece bastante grave. Las comidas tendrán lugar en el comedor de la Casa de Ejercicios, como es natural. ¿Las ponencias? No se detalla. Lo que sí aparece señalado es el momento final del evento, la “Meditación Mundial 11:11: Grupo de Observadores Silenciosos”, que será en la Capilla del centro católico, “para aquellos que se encuentren alojados en el albergue o deseen acercarse hasta allí para participar con nosotros y experimentar el fluir de la energía”. Y me pregunto: ¿una capilla es un espacio adecuado para esta actividad? Y me respondo automáticamente: no, de ninguna manera. Sobra explicar aquí las razones.
Un local diocesano de espiritualidad va a servir para esto. Lamentable, se mire desde donde se mire. ¿Por qué se les han abierto las puertas? No se puede alegar desconocimiento, porque todo lo que he traído aquí es información pública. Los centros católicos, tanto diocesanos como pertenecientes a institutos religiosos, siguen siendo parasitados por sectas y grupos de la órbita de la Nueva Era, con lo que supone de confusión, de difusión de “cosas raras” y de legitimación de los propios movimientos. La Iglesia católica ha hablado con claridad sobre este tema, tanto a nivel universal (con la “Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana” de 1989) como a nivel particular (dos ejemplos son la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, con un documento doctrinal sobre el reiki, o la Archidiócesis de Burgos, con unos criterios para la aceptación de grupos en los centros de espiritualidad).
Y, para terminar, la actividad del verano. No sé si a algunos el calor estival les induce a la confusión, o los priva de la capacidad de discernimiento. El caso no fue la ocupación de una casa de espiritualidad por parte de un grupo o corriente de la Nueva Era, sino un movimiento católico laical de cobertura nacional que organizó una actividad titulada “Ejercicios espirituales y salud integral bajo la guía de Ignacio de Loyola y con técnicas múltiples”. Si el título es confuso, es porque responde totalmente al contenido. Baste con decir que la jornada de estos ejercicios no se iniciaba con Laudes ni nada semejante, sino con un “Encuentro de los hermanos y comunión integral” que consistía, tras el “saludo y adoración a Dios”, en un momento de “yoga, chacras, ráfagas de amor…”. En el horario vespertino podían verse talleres de reiki, chacras, biomagnética, integración personal, etc. ¿Quién lo dirigía? Un sacerdote diocesano español, responsable nacional de este movimiento católico.
Creo que esto es un paso más allá de lo que he comentado anteriormente. No sólo “los dejamos entrar”, sino que ya los propios sacerdotes y agentes de pastoral ofrecemos estas actividades. Me parece preocupante, muy preocupante.
Fuente: En Acción Digital
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