martes, 8 de marzo de 2016

Un cardenal católico confraterniza con la masonería

La cosa es grave. Hablamos de una carta publicada en el periódico italiano, "Il Sole 24 ore" el pasado 14 de febrero, en su edición del domingo, un periódico de cierta importancia en Italia, el cual en cuanto a difusión estaría en 4º lugar. Este periódico está dirigido por miembros de la masonería italiana.  

La carta es del cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura y de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra.

Les ofrecemos el enlace a la carta, desde el enlace del Grande Oriente de Italia, en italiano, y les ofrecemos además la traducción desde el original italiano realizada por Juan Orrego, I:.P:.H:. (Ilustre y Poderoso Hermano) Gr:. 33°, el cual es el Presidente de Diario masón FENIXnews







¿Qué decir de esta carta?

La palabra hermano es central dentro de las logias para definir la pertenencia a la masonería. No se puede usar por un cardenal de la Iglesia católica. El cardenal Ravasi debería saber que a pesar de las matizaciones y analogías semánticas de la palabra "hermano", no se debe usar con los masones. Los católicos no tenemos por hermanos a los masones.

Este titular es de lo más desafortunado que ha ocurrido en la Iglesia católica. 

Por otro lado, este titular lleva más de dos semanas circulando por las logias, los emails y las redes sociales de todas las obediencias masónicas del mundo y se está vendiendo como como una victoria masónica, como un "giro histórico", como "un punto de cambio y de inflexión", "como un reconocimiento"... Y por supuesto, lo más escrito y publicado es "Cari fratelli massoni", "queridos hermanos masones".

Tras el gran revuelo del título, el cardenal Ravasi dijo que ese titular no lo dijo, que lo había puesto el medio de prensa. Bien, eso solamente lo puede saber usted y el entrevistador. ¿Dijo en algún momento ese título? Usted dice que no. Bien, como le he dicho, ese titular ha dado la vuelta al mundo y ha sido repetido cientos y miles de veces. Cuando pasen 10, 50 años, y alguien vaya a mirar la prensa y lo que la Iglesia católica ha ido diciendo sobre los masones, saldrá ese artículo con ese titular. Y saldrá su nombre. Y eso es lo que contará. El titular. ¿De verdad no lo dijo usted? ¿Acaso ha denunciado al periódico "Il Sole 24 ore" por mentir en el titular? ¿Acaso usted ha movilizado a toda la prensa católica, revistas, al mismo "L'Osservatore Romano", la radio y la televisión vaticana diciendo simplemente: "Ese titular es falso. Jamás lo dije. No se me puede atribuir. Retírenlo. Es mentira". ¿Acaso ha hecho usted esto cardenal Ravasi? ¿Ha pedido una rectificación al diario "Il Sole 24 ore" igualmente contundente y que deje clara la postura de la iglesia? No, no lo ha hecho. Bien, eso es lo que quedará, "Cari fratelli massoni".

En tan desafortunada carta, solamente acierta el cardenal cuando afirma que masonería e Iglesia son inconciliables. Aquí usted acierta, señor cardenal. Inconciliables, inconciliables, condena y prohibición. Es más, y citando al sacerdote de la RIES experto en masonería, D. Manuel Guerra, "solo tras 21 años de la fundación de la masonería, en el 1738, el papa Clemente XII la condena". Es decir, no hicieron falta más años para saber lo que era. Lo sabíamos muy bien. Y como sigue diciendo el padre D. Manuel Guerra, "hasta 1980 siguen una serie ininterrumpida de 371 documentos pontificios de cierta entidad y son más de 2000 las referencias papales contra la masonería". Porque solamente los papas Pío IX y León XIII dieron 2200 documentos condenándola (Manuel Guerra, "Masonería, religión y política", p. 129).


¿Ha cambiado el parecer de la Iglesia con respecto a lo tantas veces afirmado? 

Obviamente no. Lo que tampoco ha cambiado, y lo sabemos por pronunciamientos de maestros y altos grados masones es que la masonería quiere que los masones puedan seguir siéndolo y además ser miembros declarados de la Iglesia. Incluso torciendo a veces los documentos papales o de condenas. Es decir, los masones quieres ser reconocidos para entrar en las estructuras de la Iglesia por la puerta grande. Con plenos derechos. En misa por la mañana y a la logia por la tarde. 

Justamente un día antes de entrar en vigor el nuevo Código de Derecho Canónico, el cardenal Joseph Ratzinger con aprobación del papa san Juan Pablo II publicó el texto que usted cita, señor cardenal, el del 26 de noviembre de 1983, la "Declaración de las asociaciones masónicas", por si alguien lo echaba de menos en el nuevo Código de Derecho Canónico. La cita completa, que usted no da, señor cardenal Ravasi, es la siguiente: "Se mantiene inmutable el juicio negativo de la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, ya que sus principios han sido considerados siempre inconciliables con la doctrina de la Iglesia y por lo mismo la adscripción a las mismas permanece prohibida". Hasta aquí la cita del cardenal Ravasi, que ahora completamos: "Los fieles que pertenecen a las asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden acceder a la sagrada comunión".


No pueden comulgar, están en pecado grave, no son hermanos, "cari fratelli massoni". 

Al leer los últimos párrafos de la carta uno advierte la manipulación de los textos que cita el cardenal. No queda duda alguna que el de los obispos filipinos muestra claramente la incompatibilidad, la imposibilidad de ser masón y católico, e incluso, y manteniendo la excomunión, advirtiendo el que no haya rituales o acontecimientos que parecieran mezclar a la Iglesia con los masones, por ejemplo en funerales. Es decir, que haya total claridad de que la Iglesia se opone frontalmente a la masonería.

Por otro lado, el documento de los obispos alemanes de 1980, del 28 de abril, dice expresamente: "Los obispos alemanes han examinado con el mayor interés al sector masónico que se dice compatible con la Iglesia y han encontrado en él obstáculos insuperables". 

Volviendo al subtitular, no dudo, y la Iglesia nunca ha dudado, que los masones tengan sentido comunitario, tengan un sentido de benevolencia, primero entre ellos, y luego con los demás; que sean personas que desean un mundo mejor, y repasando estos días sus twitters, veo becas de estudio, encuentro donaciones de sangre, etc., cosas todas ellas buenas, loables, sin duda, pero sé que en otras cosas, su benevolencia no es tal, o es a su estilo...; sé que buscan la dignidad humana, al menos según ellos la entienden, porque además de lo dicho y algunas otras obras caritativas, también su dignidad humana la entienden eliminando la religión católica del ámbito público, propiciando el aborto, disolviendo la estructura familiar cristiana, etc.

Vamos a ver, toda persona busca el bien, como dice santo Tomás de Aquino, en este caso sí "querido hermano" santo Tomás de Aquino, siempre y en todo lugar el hombre busca el bien, incluso cuando hace el mal, porque nadie busca el mal en sí mismo, sino buscando a veces el bien, alteramos los valores, o usamos como medios, incluso medios malos, para buscar el bien, que es lo que siempre deseamos. Judas quería el bien, y entregó a Jesús buscando el bien, a ver si venía la revolución de los zelotas. Los asesinatos de judíos y otras minorías, u otras razas, en campos de exterminio nacional-socialistas, o las matanzas de burgueses por revoluciones del socialismo-comunista, se consideran por sus instigadores como necesarios para el buen fin que quieren lograr. Todo asesinato se hace buscando el bien. Siempre, como dice santo Tomás, hasta el mayor mal, se hace buscando el bien. Pero en los ejemplos citados de millones de asesinados, como en los millones de abortos, en los que se busca y se justifica siempre por un bien, se cometen atrocidades. 

Por lo tanto, permítame, estimado cardenal Ravasi: ¿los masones buscan el bien? Sí. ¿A veces hacen el bien por medios lícitos, correctos y buenos? Sin duda que sí. ¿Son de fiar? No, no lo son, señor cardenal. Y he de decirle que no soy hostil, y no les ultrajo por prejuicio, como usted afirma al final de su carta. 

Creo, señor cardenal Gianfranco Ravasi que está usted confundiendo a muchos católicos. Y como cardenal no debe usted confundir, sino aclarar. Usted siembra dudas. Y siembra dudas porque esta es la reacción de la masonería:  


La respuesta de la masonería al cardenal

Porque así se pronuncia el Gran Maestro del Grande Oriente de Italia, Stefano Bisi

"Me alegra saber que ha hablado de la Masonería sin prejuicios y con la amplia visión cultural que lo caracteriza, y que, más allá de las aclaraciones y de la posición oficial y escrita de la Iglesia ampliamente conocida, ha reconocido, sin ideas preconcebidas, que entre estas dos realidades existen también valores comunes que nos unen y que, sin embargo, no anulan los diferentes puntos de vista y las marcadas diferencias. [...] Los valores comunes que nos unen son la dimensión comunitaria, la dignidad humana, la lucha contra el materialismo y la beneficencia. Sobre estas bases se puede auspiciar un diálogo constructivo desde el pleno respeto a las identidades diversas".

Y el Gran Maestro de la Gran Logia de España, Oscar de Alfonso Ortega, le incluye dentro de su fraternidad y le llama a continuar las labores masónicas afirmando: "Venerable Hermano Gianfranco, gracias por un gesto valiente que abre un espacio de posible concordia fraterna. Como todo Venerable, convocad los trabajos".


¿Cómo dialogar con los masones?

Como veo que usted no ha entendido lo que está haciendo desde hace mucho tiempo la masonería se lo diré, señor cardenal. Intenta parecer dialogante, intenta colaborar y normalizarse haciendo cosas con los cristianos. Intenta infiltrarse en ella, intenta cambiar la revelación de Jesucristo y que la Iglesia guarda y custodia. Intenta dinamitar la Iglesia. El diálogo lo entienden como modo de manipular. La masonería no quiere el diálogo, como tampoco las sectas, sino que lo usan para hacerse propaganda y poder captar más gente y difundir sus principios. No se puede dialogar con estas personas. 

El diálogo con los masones es cosa de los expertos en masonería que hay en la Iglesia. Los que hay en Italia, o en España, como el citado D. Manuel Guerra, miembro de la RIES, y uno de los mayores conocedores de la masonería de todo el mundo. 

El único modo en el que podemos dialogar con los masones es el modo que nos enseñó Jesucristo en su diálogo con Satanás en el desierto al ser tentado (Mateo 4): "Márchate, Satanás. Porque está escrito, al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás y darás culto". Este es el diálogo que yo le propongo como fiel hijo de la Santa Madre Iglesia, tenga usted con los masones. 

Y a vosotros masones, os digo, yo quiero dialogar con vosotros, me encantaría cambiar la escuadra, el compás, el suelo de damero, las columnas, los tímpanos, los candelabros y espadas, los mandiles...sí, quiero dialogar con vosotros a ver si los cambiamos.... vamos a poner a Jesús sacramentado en lugar de todo eso y damos culto y nos arrodillamos ante Jesucristo. A la entrada una pila bautismal, y dentro una imagen de la Virgen María pisando la serpiente y otras de algunos santos. Y a cada lado unos confesionarios. Mi diálogo es convertir las logias en capillas de adoración continua al Santo Sacramento que es Jesucristo. ¿Dialogamos? Tengo muchas ganas de empezar. Solo de esta forma podré llamaros "queridísimos hermanos". Y de corazón lo digo. Sólo de esta forma seremos hermanos queridos en el Amor de Jesucristo. Dejaros de historias, masones, y volved vuestro rostro a Jesucristo.


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