miércoles, 8 de octubre de 2008

La dependencia de grupos, una adicción sin sustancia


La Asesoría para Grupodependientes, institución argentina cuya responsable es Mara Martinoli, ha preparado para Info-RIES una síntesis de la presentación de la “grupodependencia” dentro de un marco de accionar en Prevención social.

Según señala el texto, la continua solicitud de información relacionada con la dependencia grupal marca la necesidad de implementar programas sostenibles que permitan “informar y formar para desmitificar”, acción que lleva a “aprender a hacer” en un espacio que permita ayudarnos a ayudar.

Muchos individuos que relatan la experiencia de dependencia grupal se refieren a la necesidad de inclusión en un grupo de pertenencia, idea que hace reflexionar sobre las actuales condiciones y reglas de nuestra sociedad. El desafío del trabajo consiste en revincular a quien padece grupo dependencia, comprender que la pertenencia no implica identificación, que la creencia derivada de la misma no es absoluta y que la dependencia a esta fijación impide lograr cambio, desarrollo y promoción humanas.

Todo sujeto es portavoz de su grupo inmediato pero también símbolo y depositario de los aspectos alineados de su estructura social; es producto y reflejo de fenómenos colectivos pero no recipiente pasivo y receptor de todas las influencias que recibe o se intentan ejercer sobre él, porque éstas se relacionan directamente con la interacción que cada individuo establece en función del juego intrapsíquico, de cuanto intenta, de cuanto es y ha llegado a ser. Por ello cada individuo hace lo que puede, como puede y desde el lugar que puede.

Para algunos será valiosa la caridad, el sacrificio, la lealtad; para otros obtener dinero o relacionarse con quien le permita ascender socialmente. El desplazamiento a una nueva posición, independientemente de ser considerada mejor o peor, equivale siempre a ingresar en una región desconocida. La sociedad funciona de modo que aquello que para alguien es un firme valor para otro es la perdición social porque ofrece esquemas de referencia según los cuales uno se de modela y contra los cuales también se rebela. Y en esto, el todo no siempre da sentido a las partes.

Aprender a hacer nos previene. El hombre actual debe estar mejor preparado que nunca porque es causa esencial del desarrollo, sin olvidar que un país es la calidad de recursos humanos con los que cuenta en el equilibrio reconocido por el hombre y el derecho.

Si consideramos que la prevención es la preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo, estamos muy lejos de lograrlo; pero si la observamos como la provisión de algo que sirva para un fin entonces nos podemos valer de ella para “Informar, formar y desmitificar” como pilar fundamental para ampliar el accionar. Los resultados podrán ser evaluados como positivos o negativos, si la forma de abordaje fue la más indicada o pudo emplearse otra estrategia, pero la búsqueda y denominador común para todos quienes nos hemos comprometido con este accionar es lograr que se comprenda que ser grupo dependiente es una condición circunstancial y temporal que puede ser resuelta con la orientación e información adecuadas, información que permitirá aprender a saber hacer en al acompañamiento de quien en apariencia ha perdido el contacto con su realidad.

No podemos describir las infinitas e intrincadas relaciones entre la sociedad, la necesidad de desarrollo, la particular espiritualidad incluida en ella o la participación en los grupos. Pero sí cuestionarnos ¿Qué enlaza al grupo? ¿La dependencia, el estrés, el sufrimiento o la incapacidad para relacionarse? ¿Una crisis de identidad social? ¿Ausencia de auténtica identidad cultural?

La dependencia grupal no tiene límites claramente definidos porque afecta las relaciones sociales alterando los roles establecidos; significa entonces que va más allá del individuo. Sabemos que una conducta solo puede considerarse adictiva cuando se fija más allá del principio de placer. Indiscutiblemente podemos afirmar que la dependencia a grupos es una realidad en la que hay adicción pero no hay sustancia. Si no intentamos comprender la dependencia grupal –grupo dependencia- desde esta perspectiva descalificaríamos la problemática y subestimaríamos a quienes la padecen, quedando desamparados ante la posibilidad de convertirse en un medio para el logro de los fines de otros y ante la probabilidad de ser sometidos a objetivos que nada tienen que ver con el despliegue de las propias capacidades, simplemente por ser esclavos de su adicción.

Fuente: Info-RIES nº 101 (7/10/08).

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