Hace poco fue noticia la retirada de un crítico con la
Bioneuroemoción de la web del Instituto Superior de Estudios Psicológicos
(ISEP) de Barcelona, tras haber recibido sus responsables un requerimiento de
los abogados del gurú de esta pseudoterapia, Enric Corbera. Sin embargo, el
ISEP pidió disculpas al autor del artículo, el psicólogo Carlos Sanz Andrea.
En el artículo, Sanz afirma que “a pesar de todos los avisos
de la comunidad científica sobre de estas actividades el movimiento se extiende
de forma exponencial, mediante libros, vídeos de las conferencias colgados en
plataformas, la creación de un Instituto en Bioneuroemoción, una Asociación de
Bioneuroemoción e incluso dos convenios firmados con universidades en México
(Universidad Iberoamericana Torreón) y Argentina (Facultad de Ciencias Médicas
de la Universidad Nacional de Rosario)”.
Esto es una realidad, y la Bioneuroemoción aprovecha estos
convenios institucionales para autolegitimarse y presentarse como una terapia
acreditada, cuando esto está muy lejos de la realidad. No olvidemos que el
Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña ya se ha pronunciado en dos
ocasiones, en 2014 y 2016, desmarcándose de la propuesta de Enric Corbera,
dejando claro que “no considera que este modelo y las prácticas derivadas de
este cuenten con aval y garantía suficiente para ser definidos y situados en
los estándares científicos y de calidad propios de la practica psicológica”.
Además de ser sorprendente el hecho de que dos universidades
de América se hayan plegado a esta pseudoterapia –ya que el Instituto y la
Asociación han emanado de la misma–, llama más todavía la atención que una de
ellas sea de la Compañía de Jesús, prestigiosa congregación católica.
Sin respuesta
Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio
de las Sectas (RIES), explica que “algunos afectados por la Bioneuroemoción se
pusieron en contacto conmigo hace tiempo señalándome la gravedad de la
colaboración institucional de una universidad católica como la de Torreón con
esta pseudoterapia, por si yo podía hacer algo”.
Por eso, el padre Santamaría escribió un mensaje de correo
electrónico al rector de la Universidad conocida como Ibero Torreón con fecha
de 8 de agosto de 2016 (y con copia a la curia provincial de los jesuitas en
México). Una semana después, y al no recibir respuesta, volvió a dirigirse a la
misma dirección, recibiendo esta vez la siguiente contestación del padre
Guillermo Prieto Salinas: “Recibido. Agradecemos su interés. Se estudiará el
caso”.
Tres meses más tarde, al seguir sin tener una respuesta en
algún sentido por parte de la Universidad, Luis Santamaría escribió en
noviembre un nuevo correo electrónico, que tampoco fue contestado. Por lo que,
una semana después, y con el asunto de “Infiltración en la Universidad Iberoamericana
de Torreón”, el sacerdote experto en sectas reenvió el mismo mensaje al
Obispado de Torreón, a la Conferencia del Episcopado Mexicano y a la Nunciatura
Apostólica en aquel país. “Y ésta ha sido la última comunicación hasta el
momento, porque no he vuelto a tener noticias de allá”, dice el padre
Santamaría.
Una intrusión peligrosa
En sus mensajes, el miembro de la RIES aporta un mensaje de
una entidad civil dedicada al fenómeno sectario en España, RedUNE, en el que se
señala la gravedad de “la intrusión de una peligrosa pseudoterapia de alto
riesgo sectario que se ha cobrado ya varias víctimas mortales e ingentes
afectados de distinta consideración en su salud física y mental”.
Entre otras cosas, el mensaje habla de “gente a la que [el
gurú] ha llegado a pedir cantidades elevadísimas a cambio de curarle
enfermedades incurables por la medicina (entrando así en la categoría clara de
estafa)”. Por eso se refiere a “la intromisión de este peligroso movimiento en
las Universidades mediante el engaño, del que ustedes han sido una víctima
más”.
Por eso se le indica al rector que “debería tener constancia
de todos estos desmanes que manchan, y mucho, el prestigio de su Universidad,
además de poner en altísimo riesgo la salud mental y física de los alumnos asistentes”,
además de que por parte de la Bioneuroemoción “sigan ostentando su
participación en ella como garantía de calidad ante la población a la que
engañan”.
Luis Santamaría enviaba varios materiales que documentan los
riesgos de la Bioneuroemoción, además de algunos enlaces para ampliar la
información sobre esta pseudoterapia, como su artículo publicado en Aleteia “¿Qué
es la Bioneuroemoción? ¿Es válida como terapia?” (del año 2015), la noticia
relativa al rechazo por parte del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña y
la noticia
de la muerte de una enferma de cáncer tras hacer caso a Enric Corbera.
Y su mensaje concluía diciendo: “Ninguna Universidad, y
menos una católica de tanto prestigio como la suya, debería difundir esta
pseudoterapia tan peligrosa”.
Los detalles de un despropósito
Consultando la página web de la Ibero Torreón, se encuentra
una sección dedicada a su curso de “Especialidad y Diplomado en
Bioneuroemoción”, una de las dos únicas especialidades que imparte este centro
universitario (la otra es la de Juicio de Amparo, para los profesionales del
Derecho).
Se aclara con letras mayúsculas que los estudios de
Bioneuroemoción tienen “reconocimiento de validez oficial número 05281422998 de
fecha 9 de diciembre de 2014, otorgado por la Secretaría de Educación de
Coahuila”.
En la fundamentación podemos leer que “los desórdenes
emocionales son consecuencia de disfunciones de este cerebro. Estas
disfunciones tienen su origen en experiencias dolorosas vividas en el pasado y
sin relación con el presente, pero que se hallan impresas de manera imborrable
en el cerebro emocional... La Bioneuroemoción busca estos códigos en el ser
humano emocional”, y continúa el discurso centrándose en la inteligencia
emocional.
Y señala que “la Universidad Iberoamericana Torreón en
colaboración con el Instituto Español de Bioneuroemoción, desarrollan esta
Especialidad para formar profesionales con herramientas para acompañar el
despertar de la inteligencia emocional en los individuos, así como las
actitudes de autocontrol y altruismo, es decir, la conciencia de que las
emociones se pueden controlar y gestionar para resolver los conflictos que
éstas pueden ocasionar”.
En cuanto a las asignaturas, que se cursan durante un año
académico, son solamente 4, con 12 créditos las tres primeras y 10 la última.
Son, respectivamente: Seminario de bases de la Bioneuroemoción, Seminario de
Programación Neurolingüística (PNL) e hipnosis aplicadas a la Bioneuroemoción,
Seminario de formaciones específicas en Bioneuroemoción y Seminario de
investigación cualitativa.
Además, se aporta un documento en PDF con la “fundamentación
científica y académica” de esta pseudoterapia, un escrito de 43 páginas con el
membrete oficial de la Universidad. Un documento cuyo contenido, por cierto, ya
había sido publicado como libro por el propio Enric Corbera, en la editorial
Sincronía en el año 2013 (y con el mismo título: Fundamentación teórica de la Bioneuroemoción).
Ningún detalle, sin embargo, sobre el profesorado o el
precio de matrícula. Sin embargo, si consultamos la página web del Enric
Corbera Institute, descubrimos que el coste de este diploma online es de 2.895
euros.
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