Los grupos espirituales y terapias alternativas de la Nueva Era han encontrado en el terreno de la maternidad un nuevo mercado a explotar, entrando de lleno en el terreno sanitario a la vez que en el humano y espiritual, a través de la psicología. La Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) está recibiendo diversas consultas e informaciones de madres preocupadas por este tema.
La defensa de la lactancia materna y del parto natural, debido a sus grandes beneficios comprobados, se ha convertido en el sector favorito tanto de terapeutas como de profesionales de la salud o psicología de la rama holística. Los grupos de apoyo a la maternidad, formaciones, charlas y talleres para madres son su objetivo principal y los diferentes portales de Internet, el medio de difusión más utilizado al ser la fuente de información popular más consultada sobre embarazo, parto y crianza de los hijos.
Un momento vital para la captación
La sencilla razón por la que siempre ha sido la maternidad una de las etapas donde la Nueva Era fijó su atención desde el principio, es que supone un gran cambio a nivel personal en el que las emociones están a flor de piel, la salud y bienestar de los hijos preocupan a todas las mujeres, y todo momento de cambio vital a nivel profundo favorece la adopción de nuevas conductas.
La atención sanitaria de mujeres y niños desde el embarazo, tratándose de un proceso fisiológico normal, ha pasado a ser la puerta de entrada para homogeneizar las impresiones sobre el concepto de salud, enfermedad y espiritualidad centradas en el inicio de la vida del ser humano. La Nueva Era siempre encontró en la infancia el elemento clave por ser los niños portadores de mensajes espirituales y puente entre la realidad del mundo hoy y el Nuevo Paradigma del mañana, sustituyendo así la denominación clásica hasta ahora, comúnmente conocida, como Nueva Era.
Aunque el concepto es el mismo, la terminología parece haber evolucionado para dejar de ser asociada con grupos percibidos como sectarios, pero acaba por definir la misma realidad, abriéndose paso entre la confusión y haciendo uso de terminología científica sobre posibles perjuicios neurológicos o celulares, psicológicos y físicos para la madre o el bebé, ya originados en el momento de la preconcepción.
Normalmente, los representantes de estas corrientes dicen que estos perjuicios están relacionados con la infancia de sus progenitores. Y señalan, como origen de los males en el mundo, la inconsciencia social sobre los verdaderos valores espirituales. Se valen para ello de la emotividad propiciada por el cambio hormonal durante el embarazo, puerperio y periodo de lactancia y los cambios que se producen en la vida de la mujer al convertirse en madre.
Un cambio radical de valores
La importancia del factor psicológico para el desarrollo favorable del parto juega a su favor y la excesiva enfatización de mensajes negativos provocan, en mayor o menor medida, una ruptura defensiva con el sistema sanitario convencional, la familia y entorno cercano como fuentes de apoyo tradicional en sustitución de otros, estrechamente relacionados y proporcionados desde esta corriente introducida en el terreno sanitario y la psicología, crecimiento y desarrollo personal.
Auguran catástrofes físicas y psicológicas para sus hijos o para la madre y proporcionan nuevas alternativas beneficiosas a su alcance para cumplir el objetivo de una nueva generación de niños concebidos, nacidos, criados y educados “de otro modo” dentro de la doctrina de la Nueva Era.
Si bien es cierto que la atención y el buen trato a los niños y a las mujeres durante su etapa reproductiva debe ser cuidada, con delicadeza y dedicación, tanto por parte del sistema sanitario como de la sociedad en general y que la lactancia materna debe ser protegida por sus grandes beneficios para madre y bebé, no debe descuidarse tampoco la integridad humana tanto de mujeres como de niños que junto a estas reivindicaciones y defensa, están siendo utilizados para conseguir estatus, dinero y aceptación en la promoción de su ideología con prácticas que entrañan un riesgo para la salud física y psicológica de ambos.
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